martes, 16 de abril de 2019

"Claro de luna".

La chica era ciega, pero quería saber cómo era un "claro de luna".

Ayer escuché en directo la célebre sonata de Beethoven interpretada por Marina Marrero Polegre, una joven tinerfeña de veinte años que dentro de un mes se examina de sus estudios de posgrado en la Associated Board of the Royal Schools of Music, de Londres. Beethoven tenía treinta años, vivía deprimido porque había perdido a uno de sus discípulos más queridos y su relación sentimental con la condesa Josephine Brunswick no iba por buen camino. Paseando una noche por las calles de Bonn llegó hasta un barrio pobre. Una música atrajo su curiosidad. Se sorprendió cuando, en un viejo cuarto, sentada junto a un piano, vio que una mujer tocaba algunas notas. Nadie le había enseñado música, solo interpretaba obras de Beethoven, el mayor genio de Alemania, comentó sin saber que era él. Estuvieron juntos riendo, tocando y cantando, y, al despedirse por la mañana, él le dijo que quería hacerle un regalo. Ella le respondió que, debido a su ceguera, solo deseaba "ver" cómo era un claro de luna.

Los "puristas" suelen decir que esta historia es demasiado romántica para ser verdad. Yo solo soy escritor y me limito a escribir que ayer pude ver y escuchar cómo es, de nuevo, un claro de luna. Después de todo la belleza es la misma en 1801 que en 2019, y yo lo sé:

https://www.youtube.com/watch?v=q5OaSju0qNc

No hay comentarios:

Publicar un comentario