Ayer escribí un post a partir del relato que me inspiró el Concierto
de Violín de Sibelius. En mis "Cuentos de los otros" hay otro relato
que se basa en la música del compositor finlandés, en concreto en esa
Segunda Sinfonía que tanto aprecio, y mi primera visita a la mítica sala
de conciertos de Londres (la foto es de hace unos años), aunque no
tiene porqué haber autoficción en esto:
"Sibelius en el Albert Hall".
"Llevaste un canapé a su boca y ella te ofreció a cambio un trozo de
empanada. Se había arrodillado en un costado de la cama y sus pechos
subían y bajaban frente a tus ojos mientras la comida penetraba en tu
garganta.
Cuéntame otra vez la historia de ese concierto de Londres, dijo acariciando tus labios. Ya sé que eras muy joven y viajabas por primera vez a esa ciudad. También quiero que me digas que te alojaste en una residencia de estudiantes de la Universidad, al lado de Hyde Park. Que veías el edificio de la orquesta a todas horas y por fin sacaste las entradas para un concierto con obras de Respighi y Sibelius. Y que estuviste tumbado y sentado en el patio de butacas porque los Proms son así. Dime que aquella música te cambió la vida y que fuiste capaz de apreciar la belleza que existe en ese vacío inefable del Universo del que nace el arte como una delicada rosa en primavera. ¿Sabes por qué te amo? Voy a decírtelo. Porque representas la belleza humana y la felicidad.
No se me ocurre otra mejor manera de pasar la tarde que con ella en la cama, le digo por mi parte tras pasar el brazo por su espalda y acariciar el lunar de su cuello, comiendo canapés y escuchando la Segunda Sinfonía de Sibelius, con las trompetas y los violines repitiendo sin descanso la misma frase del final.
Hasta que llega al orgasmo entre mis brazos".
Esta es la música de Sibelius, el final de la Segunda Sinfonía, algo así como la perfecta unión física entre dos seres humanos a través de la música y la literatura:
https://www.youtube.com/watch?v=anrC1gca-qs
Cuéntame otra vez la historia de ese concierto de Londres, dijo acariciando tus labios. Ya sé que eras muy joven y viajabas por primera vez a esa ciudad. También quiero que me digas que te alojaste en una residencia de estudiantes de la Universidad, al lado de Hyde Park. Que veías el edificio de la orquesta a todas horas y por fin sacaste las entradas para un concierto con obras de Respighi y Sibelius. Y que estuviste tumbado y sentado en el patio de butacas porque los Proms son así. Dime que aquella música te cambió la vida y que fuiste capaz de apreciar la belleza que existe en ese vacío inefable del Universo del que nace el arte como una delicada rosa en primavera. ¿Sabes por qué te amo? Voy a decírtelo. Porque representas la belleza humana y la felicidad.
No se me ocurre otra mejor manera de pasar la tarde que con ella en la cama, le digo por mi parte tras pasar el brazo por su espalda y acariciar el lunar de su cuello, comiendo canapés y escuchando la Segunda Sinfonía de Sibelius, con las trompetas y los violines repitiendo sin descanso la misma frase del final.
Hasta que llega al orgasmo entre mis brazos".
Esta es la música de Sibelius, el final de la Segunda Sinfonía, algo así como la perfecta unión física entre dos seres humanos a través de la música y la literatura:
https://www.youtube.com/watch?v=anrC1gca-qs
El espacio, el tiempo, el otro y la teoría antropológica de Durand inundan de belleza tus cuentos, Justo Sotelo. Un beso y Feliz Domingo amigo mío
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