jueves, 4 de abril de 2019

"Teatro para lograr un mundo mejor".

Hace poco se celebró el Día Internacional del Teatro, pero no escribí nada al respecto por aquí, a pesar de ser una de las manifestaciones artísticas que más me interesan. 

El otro día estuve viendo la adaptación teatral de la película de Billy Wilder "Uno, dos, tres" (1961), una de las obras más divertidas e inteligentes de la historia del cine, con su famosa sátira sobre el comunismo y el capitalismo centrada en el directivo de Coca-Cola en Berlín, interpretado por un James Cagney memorable. Además de reírse y pasárselo bien un par de horas, el objetivo de la función era recaudar fondos para la Fundación de los jesuitas ORV (Organización para la Reconstrucción de los pueblos más pobres de la India). Sus esfuerzos van dirigidos a la casta de los "intocables", que son los que siguen recogiendo los excrementos en las ciudades, cazando ratas y pescando moluscos. Los "dalits" viven en unas condiciones de pobreza extrema y sufren una gran desigualdad económica y discriminación social. Lo peor para ellos es que si nacen en esa casta es posible que mueran sin haber podido salir de ella.

Al terminar la obra miré alrededor y pensé en las personas que vivimos en uno de los países más ricos del mundo, donde, por cierto, continuamos bebiendo Coca-Cola.

1 comentario:

  1. Hola, recuerdas dónde la viste o la compañía que la representó? Gracias

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