El viernes pasado estuve en la "Noche de los Libros
del Casino de Madrid" vestido con un traje azul oscuro y mi pajarita de
Harrods. El Casino está al lado de la Puerta del Sol, muy cerca de la
Academia de Bellas Artes de San Fernando, y fue fundado en el año 1836.
Nada más subir las escaleras de la entrada te trasladas por arte de
magia a uno de los palacios de Viena o de los salones de los castillos
del rey Luis II de Baviera, aquel enamorado de las óperas de Wagner
que le construyó a este su teatro y que era primo de Sisí o Romy
Schneider. Por la escalera principal llegas hasta una biblioteca
bellísima y a una terraza desde donde puede tocarse el cielo de Madrid
con los dedos.
¡Sí, ese cielo!
La velada resultó sumamente agradable. Dos amigos leyeron allí sus obras (mi tertuliana Mari Carmen Bergado y Fausto Guerra Nuño, al que presenté hace dos años un libro de relatos en este mismo sitio, y así pude conocer a la excelente escritora Patricia José Álvarez) y además la pianista que dirige la tertulia musical del Casino interpretó con delicadeza a Schubert, Chopin, Halffter y Strauss, entre otros. El vino blanco, el champán y los canapés no desentonaron, mientras yo continuaba escuchando el vals interpretado por la pianista. En mi cabeza no dejaban de dar vueltas Sisí, Luis II, Visconti, Wagner y la primera vez que bailé con ella en una playa, cuando ni siquiera se escuchaba el sonido del mar.
Afuera el reloj de la Puerta del Sol seguía marcando las horas.
Al salir pasé junto a un señor, vestido de negro de arriba abajo, que tocaba un vals con el acordeón sentado en un banco. A pesar de la hora, me senté junto a él y me quité la pajarita:
https://www.youtube.com/watch?v=LAVvBF7m260
La velada resultó sumamente agradable. Dos amigos leyeron allí sus obras (mi tertuliana Mari Carmen Bergado y Fausto Guerra Nuño, al que presenté hace dos años un libro de relatos en este mismo sitio, y así pude conocer a la excelente escritora Patricia José Álvarez) y además la pianista que dirige la tertulia musical del Casino interpretó con delicadeza a Schubert, Chopin, Halffter y Strauss, entre otros. El vino blanco, el champán y los canapés no desentonaron, mientras yo continuaba escuchando el vals interpretado por la pianista. En mi cabeza no dejaban de dar vueltas Sisí, Luis II, Visconti, Wagner y la primera vez que bailé con ella en una playa, cuando ni siquiera se escuchaba el sonido del mar.
Afuera el reloj de la Puerta del Sol seguía marcando las horas.
Al salir pasé junto a un señor, vestido de negro de arriba abajo, que tocaba un vals con el acordeón sentado en un banco. A pesar de la hora, me senté junto a él y me quité la pajarita:
https://www.youtube.com/watch?v=LAVvBF7m260
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