Esto fue, en definitiva, la tertulia de ayer por la tarde en el "Café
Gijón" con la escritora y profesora de arte Amparo Serrano de Haro.
Hablamos mucho del conocimiento y la preparación, del trabajo y el
esfuerzo, de la claridad inherentes al proceso creativo, en este caso la
construcción de una novela de poco más de 100 páginas donde por cada
página la escritora rompía 10. Amparo cree, como me ocurre también a mí,
en la búsqueda de la esencia. Es una mujer con clase, muy delicada y
culta, con un padre diplomático que la llevó a nacer a Tetuán, en
Marruecos, y en seguida a Madrid y después a Nueva York, y a recorrer
medio mundo. Todo esto y su enorme preparación le han impulsado a
acercarse al texto de la única forma en que deberíamos acercarnos a la
literatura y al arte, con profundidad y conocimiento, y digo estas ideas
hablando de la tarde en que murió Alberto Blecua, nuestro gran filólogo
y experto en crítica textual. Hablamos de los personajes de la obra de
Amparo, "Ciudades en las que un día naufragamos", de la relación de su
novela con "Blow up" de Antonioni, y hasta del color de la ropa interior
de las modelos que aparecen en su libro y podía fotografiar Michael o
el propio Thomas de Antonioni, y la forma sonata de la estructura de la
novela, en la línea de las Sonatas de Valle o una sonata de Beethoven y
Schubert en tres movimientos.
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