miércoles, 29 de enero de 2020

"Un viaje de hora y media al centro de la creación artística".

Esto fue, en definitiva, la tertulia de ayer por la tarde en el "Café Gijón" con la escritora y profesora de arte Amparo Serrano de Haro. Hablamos mucho del conocimiento y la preparación, del trabajo y el esfuerzo, de la claridad inherentes al proceso creativo, en este caso la construcción de una novela de poco más de 100 páginas donde por cada página la escritora rompía 10. Amparo cree, como me ocurre también a mí, en la búsqueda de la esencia. Es una mujer con clase, muy delicada y culta, con un padre diplomático que la llevó a nacer a Tetuán, en Marruecos, y en seguida a Madrid y después a Nueva York, y a recorrer medio mundo. Todo esto y su enorme preparación le han impulsado a acercarse al texto de la única forma en que deberíamos acercarnos a la literatura y al arte, con profundidad y conocimiento, y digo estas ideas hablando de la tarde en que murió Alberto Blecua, nuestro gran filólogo y experto en crítica textual. Hablamos de los personajes de la obra de Amparo, "Ciudades en las que un día naufragamos", de la relación de su novela con "Blow up" de Antonioni, y hasta del color de la ropa interior de las modelos que aparecen en su libro y podía fotografiar Michael o el propio Thomas de Antonioni, y la forma sonata de la estructura de la novela, en la línea de las Sonatas de Valle o una sonata de Beethoven y Schubert en tres movimientos.

La tertulia tuvo la forma de una espiral, como a mí me gustan y como me gusta también dar las clases en la Universidad, en busca del centro de la mente, del "vórtice" del que nos habló Ezra Pound, una de las mentes más luminosas de la creación poética y artística del siglo XX.




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