domingo, 8 de marzo de 2020

"Cosas que me decís mis amigos cuando me acerco a ver cuadros, como el de Picasso".

Mis amigos me decís cosas tan bonitas en las redes sociales (y, en realidad, en todas partes) que sé de sobra que no me las merezco. No obstante, me sirven para reflexionar sobre el mundo en el que vivimos. Ana, por ejemplo, escribió el otro día lo siguiente por aquí: "Eres imprescindible, Justo Sotelo. Por tu independencia, por tu libertad creativa, por tu rigor, por todo lo que sabes y por cómo lo transmites. Siempre que te leo sé que escribes desde la libertad más absoluta, sin amiguismos, lazos sentimentales ni bobadas que habitualmente desacreditan a los artistas y escritores". Estas palabras fueron completadas después por otra amiga, Inka, que dijo: "¡Nunca estuve tan de acuerdo con un comentario! ¡Pienso igual!" Las dos aludían al post que yo había escrito sobre mi visita a ARCO, la feria de arte contemporáneo que se ha celebrado en Madrid hace unos días. 

Si tuviera que remarcar alguna cosa de las anteriores palabras es el hecho de que escribo desde la libertad más absoluta. Escribo porque sé escribir y porque he estudiado y sigo estudiando. Eso me lleva a usar el cerebro para pensar y, por tanto, para intentar expresarlo por escrito. Si supiera tocar el piano, tocaría el piano; si hubiera estudiado pintura, pintaría, lo mismo que si me hubiera hecho arquitecto o físico o médico. En realidad, me limito a vivir, a intentar saber cómo se vive.

La fotografía que he puesto es el "Retrato de Jacqueline", de Pablo Picasso, la obra más cara de la feria, valorada en 6,5 millones de euros. Cuando me situé delante de ella, miré a ver cuánto dinero llevaba encima, pero me di cuenta de que no me alcanzaba.

(Me acabo de despertar en un sitio a tres grados bajo cero. La Naturaleza es maravillosamente increíble, casi como los cuadros de Picasso).

 

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