Albertina Duarte es un personaje de mi novela "Las mentiras inexactas"
que tiene cerca de 90 años y creé con mucho cariño. Los lectores de la
novela siempre la definen como una mujer dulce y entrañable, como me han
dicho las personas que la están leyendo estos días. Este personaje está
inspirado en la poeta Ernestina de Champourcin, una de las llamadas
"sinsombrero", las mujeres pensadoras y escritoras del 27. La mayoría
vivieron, estudiaron y desarrollaron su obra en Madrid. Yo era un joven
profesor cuando uno de mis alumnos se enteró de que también era escritor
y me dijo que le gustaría presentarme a su querida tía abuela,
Ernestina de Champourcin, que fue la única mujer, junto a Josefina de la
Torre, que Gerardo Diego incluyó en la segunda edición de su antología
de poesía española, del año 1934; con ello consagró la pertenencia de
estas dos mujeres a la Generación del 27. En la primera fotografía se
encuentra el grupo al completo. De alguna manera mi novela también ha
pretendido ser el reflejo de la generación de escritores y artistas que
yo he conocido.
Ernestina
nació en Vitoria en 1905 en el seno de una familia aristocrática y a los
diez años se trasladó a Madrid. Su educación fue culta y refinada. Su
maestro y amigo fue Juan Ramón Jiménez y su marido el también poeta Juan
José Domenchina, secretario de Manuel Azaña. Se exiliaron durante la
Guerra Civil y terminaron en México en 1939. Domenchina murió pronto, en
1959, y ella regresó a España en 1972. Murió en 1999, casi en silencio.
Han pasado muchos años, pero todavía recuerdo cuando me tomé con ella el último chocolate con picatostes. Recuerdo bien sus ojos cansados, que continuaban siendo rebeldes, increíblemente creyentes en Dios. Y recuerdo cada una de las arrugas de su rostro y su tímida sonrisa. Y me parece que aún recuerdo su alma.
"Tú solo. Nada más.
Tú solo. Nada menos.
–Tu presencia en mi alma
y la ausencia en mi cuerpo
de lo que no eres Tú.
¡Qué trueque de silencios!
Silencio tuyo en mí
y silencio secreto
de todos los vacíos
que Tu mano va abriendo.
Entre tanto callar
qué marcha hacia lo eterno".
("El nombre que me diste", 1960).
Leamos a Ernestina de Champourcin y exaltemos la vida con esta selección de su obra poética:
https://www.poesi.as/indewech.htm
Han pasado muchos años, pero todavía recuerdo cuando me tomé con ella el último chocolate con picatostes. Recuerdo bien sus ojos cansados, que continuaban siendo rebeldes, increíblemente creyentes en Dios. Y recuerdo cada una de las arrugas de su rostro y su tímida sonrisa. Y me parece que aún recuerdo su alma.
"Tú solo. Nada más.
Tú solo. Nada menos.
–Tu presencia en mi alma
y la ausencia en mi cuerpo
de lo que no eres Tú.
¡Qué trueque de silencios!
Silencio tuyo en mí
y silencio secreto
de todos los vacíos
que Tu mano va abriendo.
Entre tanto callar
qué marcha hacia lo eterno".
("El nombre que me diste", 1960).
Leamos a Ernestina de Champourcin y exaltemos la vida con esta selección de su obra poética:
https://www.poesi.as/indewech.htm
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