Apenas tuve que pensar la respuesta. Les dije en seguida que quizá lo
haga algún día. Cuando escribes da igual lo que cuentes; lo importante
es cómo lo cuentes. Y todavía no tengo la suficiente perspectiva para
poder hacerlo. El primer día que pisé la facultad de literatura pregunté
al profesor lo mismo que el día en que salí de allí. ¿Hacia dónde va la
literatura? Añadí que quería escribir
novelas de estos tiempos. El realismo, el naturalismo y demás eran del
siglo XIX, las vanguardias y los experimentos del XX. En mis novelas he
ensayado con la forma y el fondo, y tengo que seguir evolucionando, como
he intentado con mis libros de cuentos en tiempos de Internet. Algo
similar le ocurrió a William Faulkner cuando escribió su obra maestra,
"El ruido y la furia". Estos días me ha dado por releerla. Es una gran
fiesta de la literatura, llena de sinestesias, metáforas, asociaciones
de ideas y todo tipo de tropos retóricos que reconstruyen un mundo en
evidente descomposición a través de la más alta literatura del siglo XX.
Aun así es difícil de seguir, ya que está narrada desde el punto de
vista de cuatro personajes y utiliza el monólogo interior que Faulkner
aprendió de tanto leer a Joyce. Lo que me ocurre con este libro es que
me lo sé de memoria. Me lo estudié durante el proceso de escritura de
"Entrevías mon amour", pero también cuando me examiné de él en la
asignatura de "El texto narrativo", que me explicó el profesor, y luego
amigo, Antonio Garrido (que, por cierto, hace tiempo que no viene por mi
tertulia). La familia Compson te atrapa desde el monólogo interior
inicial, el de Benji -el "idiota" del que habla Shakespeare en "Macbeth"
con la famosa frase de que "la vida es un cuento contado por un idiota,
lleno de ruido y de furia-, hasta la historia que cuenta Dilsey al
final de la novela, la criada de la familia, que explica varias cosas
esenciales sobre el final del profundo Sur de Estados Unidos.
"El ruido y la furia" se publicó en 1929, una de las fechas
emblemáticas de la historia reciente de este mundo, como siempre explico
a mis alumnos. Y noventa años después tenemos otra crisis global con el
Covid-19 que será estudiada en los libros de texto virtuales de dentro
de cincuenta años. Me interesa relacionarlo todo, la literatura, el
arte, las matemáticas, la física, la economía, el desarrollo sostenible,
la biodiversidad. Por eso sé que tan solo escribiré ese libro que me
pidió ayer mi amigo cuando tenga algo que decir y esté suficientemente
preparado.
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