Ayer me fui a desayunar con mi cura vasco favorito, Javier Ruiz de
Arcaute. Mientras tomábamos un café con leche y un cruasán, me dijo la
frase con la que he encabezado este texto. Al final solo se nos juzgará
por el amor que hayamos dado, señaló cuando nos despedíamos y él
encendía un puro con sus 86 años a cuestas. Esta frase me recordó la 1ª
Carta de San Pablo a los Corintios, uno de los textos más hermosos y profundos que se han escrito sobre el amor:
1. Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que
retiñe.
2. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
3. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
4. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
5. No actúa con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
6. No se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
7. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá.
9. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado.
10. Y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
11. Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
12. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
13. Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor."
En el coche busqué el CD con la música de la película "Azul", del año 1993, la obra maestra del polaco Krzysztof Kieslowsk, uno de los directores de mi vida. Zbigniew Preisner escribió su "Canción para la unificación de Europa" a partir de la epístola de San Pablo, y una bellísima Juliette Binoche llevaba a cabo una de esas interpretaciones difíciles de olvidar. Es cierto momento el personaje de Julie acaricia las notas del concierto que había empezado su marido, Patrice, muerto en un accidente de tráfico junto a su hija Anna, y ella comprende que debe acabar la obra porque lo único que tiene sentido es el amor. A través de él se aceptará a sí misma y alcanzará la libertad:
https://www.youtube.com/watch?v=TmnvWmuUBEw
Se me olvidaba añadir lo que Javier siempre dice de mí, que soy un "santo laico". Lo digo por lo de la segunda rueda de la bicicleta.
2. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
3. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
4. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
5. No actúa con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
6. No se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
7. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá.
9. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado.
10. Y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
11. Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
12. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
13. Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor."
En el coche busqué el CD con la música de la película "Azul", del año 1993, la obra maestra del polaco Krzysztof Kieslowsk, uno de los directores de mi vida. Zbigniew Preisner escribió su "Canción para la unificación de Europa" a partir de la epístola de San Pablo, y una bellísima Juliette Binoche llevaba a cabo una de esas interpretaciones difíciles de olvidar. Es cierto momento el personaje de Julie acaricia las notas del concierto que había empezado su marido, Patrice, muerto en un accidente de tráfico junto a su hija Anna, y ella comprende que debe acabar la obra porque lo único que tiene sentido es el amor. A través de él se aceptará a sí misma y alcanzará la libertad:
https://www.youtube.com/watch?v=TmnvWmuUBEw
Se me olvidaba añadir lo que Javier siempre dice de mí, que soy un "santo laico". Lo digo por lo de la segunda rueda de la bicicleta.
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