sábado, 6 de junio de 2020

"Un jueves con Lorca y Falla".

Este jueves pasado por la mañana me tomé un metafórico café con Lorca y Falla en la Plaza Santa Ana, de Madrid. No recordaba que al día siguiente era el aniversario de Lorca. Estuve sentado en un banco de piedra junto a la conocida escultura que le hizo Julio López, situada frente al Teatro Español. Charlamos de algunas cosas, por ejemplo de que él se consideraba músico antes que poeta, lo que tiene mucho que ver con los griegos. Para estos la poesía no era otra cosa que la música. A Lorca le ocurrió lo mismo, por eso deseó estudiar piano, y fue alumno de Manuel de Falla, ese compositor que está a la altura de Ravel y Debussy. Sentado en el banco le estuve hablando de un libro que había escrito Marco Antonio de la Ossa (Cuenca, 1978), con el curioso título de "Ángel, musa y duende: Federico García Lorca". Cuando Falla se fue a vivir a Granada, él se acercó a su casa a presentarse y decirle que estaba interesado en conocerlo. Falla era muy estricto con sus alumnos y no cogía a cualquiera, pero Lorca le cayó en gracia, tal vez porque lo vio como el hijo que nunca tuvo. Estuvo muy pendiente de él y cuando se fue a estudiar a la Residencia de Estudiantes, en Madrid, se preocupó de que no se juntara con algunas compañías que consideraba perjudiciales, que fuera más pausado en las entrevistas y recatado con su homosexualidad, cuenta de la Ossa, que dice que Falla se apercibió del torrente literario de Lorca y le animó a que dejara algo de lado la música, aunque siguiera estudiándola. Gracias a Falla, él amplió sus estudios musicales y conoció las vanguardias que venían de Europa. Sin embargo, eran dos personalidades diferentes, la austeridad frente al derroche. Lorca se fue separando ideológicamente de Falla: el músico era muy religioso y al poeta le gustaba mucho el jaleo de la Semana Santa. Aun así, siguieron llevándose muy bien, y Lorca aseguraba que Falla era una persona de referencia en su vida. Lorca también entró en contacto en la Residencia de Estudiantes con los músicos de la Generación del 27 o de la República, como los hermanos Halffter, Jesús Bal y Gay, Rosa García Ascot o Bacarisse. Falla le impulsó a la investigación, y fueron juntos por los pueblos de Andalucía buscando las canciones populares. Y también es crucial la relación que Lorca y Falla establecieron en torno al flamenco, que culminó en la organización del concurso del Cante Jondo en Granada en 1922. En aquel encuentro, los dos artistas buscaban la raíz de la música española en los orígenes del flamenco. 

Seguí mi camino y busqué en Youtube una de mis obras preferidas de Falla, interpretada además en mi querido Albert Hall de Londres. En esa música podía resumirse la charla que acababa de tener:

https://www.youtube.com/watch?v=YdNdE-uG8LY

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