Este jueves pasado por la
mañana me tomé un metafórico café con Lorca y Falla en la Plaza Santa
Ana, de Madrid. No recordaba que al día siguiente era el aniversario de
Lorca. Estuve sentado en un banco de piedra junto a la conocida
escultura que le hizo Julio López, situada frente al Teatro Español.
Charlamos de algunas cosas, por ejemplo de que él se consideraba músico
antes que poeta, lo que tiene mucho que ver con los griegos. Para estos
la poesía no era otra cosa que la
música. A Lorca le ocurrió lo mismo, por eso deseó estudiar piano, y fue
alumno de Manuel de Falla, ese compositor que está a la altura de Ravel
y Debussy. Sentado en el banco le estuve hablando de un libro que había
escrito Marco Antonio de la Ossa (Cuenca, 1978), con el curioso título
de "Ángel, musa y duende: Federico García Lorca". Cuando Falla se fue a
vivir a Granada, él se acercó a su casa a presentarse y decirle que
estaba interesado en conocerlo. Falla era muy estricto con sus alumnos y
no cogía a cualquiera, pero Lorca le cayó en gracia, tal vez porque lo
vio como el hijo que nunca tuvo. Estuvo muy pendiente de él y cuando se
fue a estudiar a la Residencia de Estudiantes, en Madrid, se preocupó de
que no se juntara con algunas compañías que consideraba perjudiciales,
que fuera más pausado en las entrevistas y recatado con su
homosexualidad, cuenta de la Ossa, que dice que Falla se apercibió del
torrente literario de Lorca y le animó a que dejara algo de lado la
música, aunque siguiera estudiándola. Gracias a Falla, él amplió sus
estudios musicales y conoció las vanguardias que venían de Europa. Sin
embargo, eran dos personalidades diferentes, la austeridad frente al
derroche. Lorca se fue separando ideológicamente de Falla: el músico era
muy religioso y al poeta le gustaba mucho el jaleo de la Semana Santa.
Aun así, siguieron llevándose muy bien, y Lorca aseguraba que Falla era
una persona de referencia en su vida. Lorca también entró en contacto en
la Residencia de Estudiantes con los músicos de la Generación del 27 o
de la República, como los hermanos Halffter, Jesús Bal y Gay, Rosa
García Ascot o Bacarisse. Falla le impulsó a la investigación, y fueron
juntos por los pueblos de Andalucía buscando las canciones populares. Y
también es crucial la relación que Lorca y Falla establecieron en torno
al flamenco, que culminó en la organización del concurso del Cante Jondo
en Granada en 1922. En aquel encuentro, los dos artistas buscaban la
raíz de la música española en los orígenes del flamenco.
Seguí mi camino y busqué en Youtube una de mis obras preferidas de
Falla, interpretada además en mi querido Albert Hall de Londres. En esa
música podía resumirse la charla que acababa de tener:
https://www.youtube.com/watch?v=YdNdE-uG8LY
https://www.youtube.com/watch?v=YdNdE-uG8LY
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