sábado, 7 de noviembre de 2020

"Mi mente es narrativa".

Ayer estuve hablando a mis alumnos de las elecciones en Estados Unidos. Vimos una slide con diapositivas y videos, y al terminar les comenté que me faltaban algunas cosas para completar el argumento que quería probar con ellos. Mis clases siempre pretenden ser un viaje al conocimiento en el sentido de Aristóteles, con introducción, nudo y desenlace. Después de la charla me subí al coche y me fui a dar una vuelta por Madrid. En cada semáforo en rojo miraba alrededor y recordaba que había conocido a alguien por allí y que podría haber vivido cientos de historias diferentes de haber querido. Me detuve en el semáforo de la foto frente al edificio de cristal que se levantó en el lugar que había ocupado el Windsor, una torre construida en Azca en 1975 y que se quemó por completo en 2005. En su día se dijo que se habían visto fantasmas durante el incendio, aunque nunca se supo lo ocurrido. Llevaba un rato escuchando en el coche la Sinfonía Manfred de Chaikovsky, que cuenta otro misterio, una historia de fantasmas como la del incendio. En un instante mi mente me trasladó desde el noviembre de 2020 en Madrid al septiembre de 1885 en Moscú, que fue cuando Chaikovsky estrenó su obra, y de ahí a 1817 cuando Lord Byron escribió el poema Manfred. Este surgió bajo la influencia del Fausto de Goethe. 
 
La obra fue escrita tras el fracaso del matrimonio de Byron con Annabelle Millbanke, que lo acusó de una relación incestuosa con su hermanastra Augusta Leigh. En ese momento, se había exiliado de Inglaterra y vivía en la Villa Diodati en Suiza, donde transcurrió la conocida noche de fantasmas en la que nació el Frankenstein de Mary Shelley. La sinfonía siempre me ha recodardo a Berlioz y Liszt, aunque la fuerza melódica de Chaikovsky es incomparable. El primer movimiento presenta a Manfred perdido en los Alpes y lamentando su amor imposible por Astarté. El segundo describe su encuentro con el Hada de los Alpes bajo el arcoíris de un torrente. El andante es una bucólica evocación del paisaje ruso. El cuarto y último movimiento nos lleva al palacio subterráneo de Arimanes. Astarté reaparece en la trompa con sordina y cuerdas, acompañados por glissandi de las arpas. El espíritu anuncia la próxima muerte de Manfred, con las notas del órgano que entonan el Dies Irae y las palabras que pronuncia el Abad de San Maurice en el poema: "Se ha ido. Su alma ha volado fuera de este mundo;/ ¿A dónde? Me da miedo pensarlo, pero se ha ido". Manfred comienza con la cita de la frase de Hamlet de Shakespeare: "Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las soñadas en tu filosofía".
 
Esta interpretación de la Orquesta de la Radio de Frankfurt dirigida por un joven Vasily Petrenko me parece espléndida:
 
 
La primera vez que escuché la sinfonía en directo en el Auditorio Nacional de Música de Madrid tuve que salirme con mi hijo antes de terminar. Teníamos tantas ganas de llevar al niño a un concierto en directo que nos precipitamos. Tenía cinco años y se puso a colorear de rodillas en la butaca un cuaderno de dibujo. Y como hacía ruido la gente de alrededor empezó a protestar.
 
En fin, cosas de Aristóteles.
 

 
What do you want to do ?
New mail

No hay comentarios:

Publicar un comentario