domingo, 24 de enero de 2021

"El Madrid de la República a través de un sainete del año 1934, en tiempos de pandemia".

Me paso el día hablando de mi ciudad y cantando a la vida. Contra este virus y cualquier otro tipo de enemigo de la vida, lo único que se me ocurre es continuar cantando a la vida. A veces me canso, pero no me gusta ser apocalíptico ni derrotista, ni ponerme a echar la culpa a unos y otros. Yo soy los límites de mi mundo y me queda el lenguaje, como diría Wittgenstein. La excusa de esta mañana de domingo va a ser un jocoso comentario que hice el otro día a Javier del Prado Biezma: "Como sigas poniendo fotografías de flores (ya solo te faltan las de gatos) voy a tener que cantarte "La del manojo de rosas", del donostiarra Pablo Sorozábal, uno de los grandes compositores españoles, formado en Alemania. 
 
En noviembre de 2020 se repuso en el Teatro de la Zarzuela (que es de cuento de hadas), y ayer encontré la grabación en Youtube por el propio teatro. La versión es la mítica de Emilio Sagi, de 1990, para celebrar el 30 aniversario. Sorozábal escribe los tradicionales pasodobles, chotis y mazurcas, pero también los Fox-trot, farrucas y habaneras de su tiempo. Estamos en 1934 y las mujeres pueden hablar con libertad y decidir su vida. Ella es una florista enamorada de un mecánico; aunque ha recibido cierta educación no reniega de su origen humilde. A la vez la pretende un aviador rico, pero la joven solo piensa en el obrero. En cierto momento se entera de que este tiene mucho dinero y estudia ingeniería industrial. La diferencia de clase social, incluso de conciencia social, será el hilo conductor de esta historia de amor que toma su título del dúo de otra zarzuela maravillosa y típica de Madrid, "La Revoltosa" (1897), de Chapí: "La de los claveles dobles,/ la del manojo de rosas,/ la de la falda de céfiro / y el pañuelo de crespón: /la que iría a la verbena / cogidita de mi brazo.../ ¡eres tú!... ¡porque te quiero, /chula de mi corazón! En tiempos de la República lo que se dice es algo distinto: "El que se cambia de ropa para ocultar su intención, solo merece desprecio porque es un necio sin corazón. Que la ropa del obrero se hizo para trabajar, y no debe un señorito mancharla para conquistar". Estas cosas también se las cuento a mi hijo y a mis alumnos con la idea de que vean cómo ha evolucionado España y el mundo en general, para bien.
 
Si a alguien le apetece entrar en el teatro, con mascarilla (también la llevan los actores), en el minuto 14.44 de la grabación el director del teatro de la calle Jovellanos presenta la obra, que comienza en el minuto 21.30, con una orquesta muy reducida para mantener la distancia de seguridad, pero que suena de maravilla. Los cantantes y actores no tienen nada que envidiar a los de cualquier teatro de ópera del mundo, empezando por los protagonistas, Ruth Iniesta y Carlos Álvarez, el barítono que estrenó la obra en 1990 y que volvió a estar magistral.
 
Va por el teatro y los actores, por la música española y sus músicos y por la República:

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