miércoles, 13 de enero de 2021

"Una tertulia de mujeres intelectuales y artistas, junto a Madame Bovary y Tennessee Williams".

En la tertulia on line del Café Gijón de ayer por la tarde empezamos a hablar de una de las mejores novelas de la historia de la literatura, "Madame Bovary", de Flaubert, no solo por lo que se cuenta en ella, sino por la manera de contarlo. En cierto momento emergió la figura de Tennessee Williams (segunda foto), uno de los autores de teatro más profundos y perturbadores de su tiempo.
 
Elena Gayan estudió la obra de Flaubert desde el punto de vista de la crítica psicoanalítica, según los métodos de "lectura" empleados por Freud y otros teóricos posteriores. Como los sueños, los textos expresan los secretos, deseos y ansiedades inconscientes de cada autor. Una obra literaria sería, de esa manera, una manifestación de sus propias neurosis. Silvia Ramos abordó las relaciones que surgen entre el procesor creador y el psiquismo. La activación del sistema creador hace entrar a este en nuevas tramas de sentido, lo moviliza en la dirección de entender los procesos psíquicos que se dan en los creadores y ayuda a generar nuevos enfoques de comprensión y trabajo de los síntomas. María Rodríguez Velasco, que echa mucho en falta poder subirse a un escenario, abordó a Tennessee Williams a partir de los personajes femeninos de algunas de sus obras más esenciales, Blanche Dubois, de "Un Tranvía llamado Deseo", Laura Wingfield, de "El Zoo de Cristal", y Alma, de "Verano y Humo", y los relacionó con las circunstancias vitales del autor y el fenómeno de la inteligencia emocional. Almudena Mestre, para terminar, abordó la relación entre la literatura y la psicología social. En su opinión es difícil encontrar algo realmente humano (sentimientos, emociones, pensamiento, acción) que no sea intrínsecamente psicosocial. La Nueva Psicología Social, a partir de Wittgenstein y Foucault, otorga una importancia muy relevante al lenguaje, por lo que habló del giro lingüístico y el discursivo.
 
Mientras las escuchaba pensaba en lo bien preparadas que están las mujeres españolas, lo profesionales que son y en lo bien que me lo sigo pasando hablando de literatura desde todos los puntos de vista.
Por mi parte, dejé a los tertulianos dos preguntas sin resolver. ¿Qué sentirían, y escribirían, si estuvieran 10 minutos mirándose fijamente en un espejo? Y la segunda que me explicaran por qué siempre digo que escribo porque soy feliz.
 
Jeje.
 




 
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