jueves, 21 de enero de 2021

¿Cuántas veces nos enamoramos de verdad en la vida?

Hace años, tras escuchar una ópera en el Teatro Real con mi grupo de amigos melómanos (en su momento llegó a estar la ministra de Economía actual), nos metimos en un café y una de aquellas amigas sugirió un curioso tema de conversación. Cada uno tenía que decir cuántas veces se había enamorado, y a partir de las respuestas se podía diagnosticar si el amor romántico existe o es un invento de la novela de finales del siglo XVIII, sobre todo la inglesa y francesa. La mayoría dijo que se había enamorado 3 o 4 veces e incluso algunos 9 o 10 veces. Personalmente aquello me aburría soberanamente; lo que yo quería era hablar de "La Bohéme", de Puccini, que habíamos visto por la tarde (esta ópera es esencial en mi próxima novela, así como las obras de Beethoven y Mahler). Cuando llegó mi turno, les conté una historia, en realidad les hablé de una película de los años 60.
Geneviève es una chica que vive con su madre y ayuda en la tienda de paraguas que tienen en Cherburgo. Está enamorada de Guy, un joven mecánico, con el que piensa casarse a pesar de la oposición de su madre, que considera a Geneviève demasiado joven y a Guy demasiado pobre. Cuando el muchacho es reclutado para la guerra de Argelia (un tema tabú en aquella época en Francia), su ausencia lo cambia todo. Embarazada y presionada por su madre, ella acepta casarse con Roland Cassard, un rico comerciante de diamantes, y tener el hijo de Guy. Tras regresar él encuentra cerrada la tienda de paraguas y acaba casándose con Madeleine, la joven que cuidó de su tía enferma y siempre le había querido. Los dos volverán a verse una sola vez cuando ambos tengan ya un hijo. En uno de los finales más románticos y demoledores del cine, porque él ni siquiera quiere ver a su hija, vuelve a escucharse la mítica canción (toda la película es cantada, una especie de ópera pop llena de rosas, rojos, verdes y azules):
 
Ayer volví a verla en el canal clásico (TCM) de Movistar. 
 
Y recordé que el personaje que se casa con Geneviève en realidad viene de "Lola" (1961), la primera película de Jacques Demy, donde es rechazado por la protagonista, la hermosísima Anouk Aimeé. A mis amigos de la ópera también les conté que Demy era uno de los componentes de la Nouvelle Vague, tan intelectual, donde también se encontraban Godard, Melville, Truffaut, Rohmer, Chabrol, Rivette y Varda, la mujer de Demy, de la que tuve la oportunidad de ver su última película en los cines Golem "Caras y lugares" (2017), ya que murió dos años después. En los créditos iniciales de "Lola", Demy añade una dedicatoria a Max Ophüls que es una clara declaración de intenciones. La protagonista se llama Lola, como "Lola Montès" (1955), la última película de Ophüls, y ambas están involucradas en el mundo del espectáculo. Además, la estructura circular de la cinta de Demy evoca a otro filme de Ophüls, "La ronda" (1950). Hay otro personaje homónimo del cine en el que Demy pensaría a la hora de bautizar a su heroína, la Lola Lola que interpretó Marlene Dietrich para Josef von Sternberg en "El ángel azul" (1930), que, como esta Lola suya, también trabaja en un cabaret. Demy la viste de manera similar, con unos corsés que recuerdan los que usa Marilyn Monroe en "Río sin retorno" (1954), de Otto Preminger. En "Los paraguas de Cherburgo" se ve un póster de Marilyn cuando Guy abre su taquilla en el taller.
 
Me tomo el primer café de esta bonita mañana de invierno donde Madrid está dejando de ser blanca y hay que sacar los paraguas, como en Cherburgo.
 

 

 

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