martes, 29 de noviembre de 2022

  "Qué suerte tenéis los escritores".

En esa fotografía de verano estoy comiendo con dos de mis amigos profesores de toda la vida, el escritor Pepe Villacía (es el papá de la Vicealcaldesa de Madrid) y el filósofo Patricio Herráez. Estábamos esperando a los otros amigos, el historiador Luis Pérez Montero, el matemático y óptico Antonio Franco, el poeta místico José Manuel Suárez y el economista Juan Manuel González. Llevo comiendo con ellos 30 años, casi todas las semanas, salvo cuando llueve, porque entonces Luis dice que no va porque se moja, con el parón de la pandemia y las fiestas y épocas de vacaciones. Hace unos días Luis precisamente nos dijo durante una comida la frase que ha motivado este post: "Qué suerte tenéis los escritores, pues aunque os vayáis haciendo mayores nunca dejaréis de escribir". 
 
Villacís me llamó el otro día por teléfono para hablar de literatura un rato. Me contó que lleva cien páginas de una nueva novela. Antonio Carmona, también amigo y compañero de la Universidad (pudo ser el alcalde de Madrid con el PSOE, aunque en su caso no pase a la historia por haber cambiado la tumba de Franco, entre otras cosas) y yo le hemos presentado algunos de sus libros. En la conversación salieron a relucir los nombres de García Márquez, Borges y Proust. Villacís tiene muchas cosas del novelista colombiano, como dije en la última presentación. A pesar de que lleva toda la vida en Madrid, nació en Ecuador y allí escuchó muchas historias sobre el "realismo mágico" cuando era niño de boca de las mujeres que le cuidaban, como sucedió con la abuela de García Márquez. Y me pidió que le hablara un poco de Borges, un escritor que le interesa mucho y al que me refiero siempre en las comidas. Y para terminar aludió a mi literatura, y añadió que soy tremendamente proustiano (estuvo en la presentación en Madrid de mi "Poeta en Madrid").
 
Eso sí, siempre dice que parezco un actor judío neoyorquino. Y qué mejor que escuchar al gran compositor neoyorquino del siglo XX, también de origen judío, en una grabación de 1931, pues hay que tener ritmo en esta vida, digo yo:
 

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