viernes, 7 de abril de 2023

"En busca de los orígenes de mi lengua como escritor".

Ya que soy escritor, de vez en cuando me gusta dar una vuelta por los "orígenes" del castellano. Tras conocer los lugares donde vivió Zorrilla en Lerma y se inspiró para escribir su Tenorio, "ay, ángel de amor", caminar por Burgos y detenerme ante la tumba del Mío Cid, seguí haciendo caso a Menéndez Pidal y su libro clásico "Origenes de Español: Estado Lingüistico de la Peninsula Ibérica hasta el Siglo XI" (Madrid, 1926) y ayer visité los monasterios de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Deseaba "reencontrarme" con Millán o San Millán, aquel eremita que vivió en una cueva en estas montañas en el siglo V, sobre la que se levantaría el monasterio de Suso (el de arriba), y que posee tres estilos diferentes, visigótico, mozárabe y románico, y una fascinante estructura laberíntica, y en el X el de Yuso (de abajo), para guardar los restos del santo. Estos monasterios fueron centros de difusión cultural. En sus escritorios se copiaban e ilustraban libros religiosos y profanos. Fue en el siglo XI, en Suso, cuando los copistas, al encontrarse con dificultades en la comprensión de los textos en latín, empezaron a escribir al lado frases aclaratorias en la lengua popular usada por el pueblo llano, el romance y también alguna en euskera. Las primeras anotaciones de este tipo son las "Glosas Emilianenses". Y en el siglo XII tenemos al primer poeta en castellano, Gonzalo de Berceo, que nació en este pueblo que está al lado de San Millán, donde fue monje, perteneció al méster de clerecía y se paseó por unos campos que en primavera están maravillosamente verdes y amarillos (como se ve en una de las fotos), mientras depuraba el idioma castellano, en su variedad dialectal riojana, para lo cual trasvasó numeroso vocabulario desde el latín (cultismos) y usó fórmulas de la literatura oral tradicional y del méster de juglaría. Su obra más conocida son "Los milagros de Nuestra Señora".
 
Estos viajes a la Edad Media son los viajes a mi presente y siempre me han provocado cierta sensación de vértigo, tanto sentimental como intelectual:
 

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