lunes, 10 de abril de 2023

"Mi particular homenaje a Picasso".

Se acaban de cumplir los 50 años de la muerte del mayor genio del arte del siglo XX y en parte de la historia. Mi forma de homenajearlo (junto a lo que he escrito tantas veces sobre él) fue irme a comer a una trattoría del centro de Madrid que se llama "Pulcinella" y está en el llamado Soho madrileño. Es un sitio muy romántico donde se come bien.
 
El ballet "Pulcinella" es un homenaje a la Comedia del Arte italiana. La acción se desarrolla en Nápoles y cuenta las aventuras amorosas de Pulcinella. Éste, pese a su amor por Pimpinella, no puede evitar seducir a toda mujer que se encuentra, de Rosetta a Prudenza, e incluida Tartaglia, la madre. Su infidelidad le jugará malas pasadas hasta que todo se resuelva y los personajes terminen casándose. Picasso pintó varios arlequines; en este caso hizo los decorados y vistió a los bailarines que estrenaron en 1920 en la Ópera de París esta obra de Stravinsky que le encargó Diághilev. Este acababa de triunfar con la coreografía de "El sombrero de tres picos", de Falla, y aún recordaba "El pájaro de fuego" (1910), "Petrushka" (1911) y "La consagración de la primavera" (1913). Stravinski utilizó música de Pergolesi y otros autores barrocos, como sus óperas "Il Flaminio" y "Lo frate’nnamorato", de la cantata "Luce degli occhi miei" y de una Sinfonía para violonchelo y continuo. Stravinski reescribió la música y le otorgó un aspecto más moderno. Cambió texturas y alteró los temas intercalando ritmos contemporáneos, cadencias y armonías. El resultado es una música fascinante que inauguraría su periodo neoclásico, con la vuelta a Bach, Mozart y sus contemporáneos, y algo parecido le sucedió a Picasso. La coincidencia en el tiempo de los dos artistas no fue casual, ya que ambos estaban en París en la eclosión de la modernidad a principios del siglo XX, fueron amigos y rompieron con lo anterior, sin olvidarse de ello. Aunque pasaron por etapas distintas, trataron de no encasillarse y mantenerse fieles a su propio estilo, pese a enfrentarse a los sectores más puristas, moralistas y conservadores.
 
Este es el delicado y delicioso ballet: 
 

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