Desde extravagante y excéntrico con 17 años, solo porque llevaba libros
en los bolsillos de la chaqueta, pensaba por mí mismo, escuchaba a
Mahler y jugaba al tenis en la Ciudad Universitaria de Moncloa, hasta
pijo intelectual, yuppie triunfador, espíritu independiente y libre,
judío neoyorquino, santo laico, romántico empedernido, bohemio
aventurero, viajero incansable o jipi.
Y también soy mar.
Y también soy mar.
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