Hace unos días escribí un post sobre
Consuelo Velázquez y su maravilloso bolero "Bésame mucho", y entre las
personas que escribieron comentarios se encontraba María Ch. Lo curioso
es que María reside en la misma ciudad de México donde vivió la cantante
y compositora, y más lo es todavía que su marido hubiera sido de joven
el chófer de la cantante.
Recuerdo cuando no hace mucho formé parte de un tribunal de tesis sobre el poeta asturiano Ángel González. Mencioné
este hecho en Facebook y terminé hablando con su viuda, Susana Rivera,
que vive en Estados Unidos. Algo por el estilo me ocurrió cuando escribí
un post sobre el Jesucristo de Pasolini y tuve el gusto de conocer en
esta red al actor que lo interpretó en el cine, Enrique Irazoqui. El
otro día una señora mayor que vive enfrente de la iglesia desacralizada
de San Carlos Borromeo, donde transcurre parte de mi novela "Entrevías
mon amour", me reconoció en una cafetería (es una de mis seguidoras de
Facebook), se acercó a mí y me abrazó por haber escrito esa novela.
Toda la vida me ha ocurrido lo mismo. Hay que reconocer que este mundo
es tan imperfecto como encantador, y quizá por eso siempre me encuentro
con buena gente que quiere tomarse un café conmigo e incluso un Dry
Martini.
¿Cómo no despertarse cada día con una sonrisa en los labios si sabes que, a cada momento, te van a suceder cosas interesantes y que nadie podrá vivirlas salvo tú?
https://www.youtube.com/watch?v=w67-hlaUSIs
¿Cómo no despertarse cada día con una sonrisa en los labios si sabes que, a cada momento, te van a suceder cosas interesantes y que nadie podrá vivirlas salvo tú?
https://www.youtube.com/watch?v=w67-hlaUSIs
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