sábado, 26 de enero de 2019

"Gracias a la vida".

Hace unos días escribí un post sobre Consuelo Velázquez y su maravilloso bolero "Bésame mucho", y entre las personas que escribieron comentarios se encontraba María Ch. Lo curioso es que María reside en la misma ciudad de México donde vivió la cantante y compositora, y más lo es todavía que su marido hubiera sido de joven el chófer de la cantante. 

Recuerdo cuando no hace mucho formé parte de un tribunal de tesis sobre el poeta asturiano Ángel González. Mencioné este hecho en Facebook y terminé hablando con su viuda, Susana Rivera, que vive en Estados Unidos. Algo por el estilo me ocurrió cuando escribí un post sobre el Jesucristo de Pasolini y tuve el gusto de conocer en esta red al actor que lo interpretó en el cine, Enrique Irazoqui. El otro día una señora mayor que vive enfrente de la iglesia desacralizada de San Carlos Borromeo, donde transcurre parte de mi novela "Entrevías mon amour", me reconoció en una cafetería (es una de mis seguidoras de Facebook), se acercó a mí y me abrazó por haber escrito esa novela. 

Toda la vida me ha ocurrido lo mismo. Hay que reconocer que este mundo es tan imperfecto como encantador, y quizá por eso siempre me encuentro con buena gente que quiere tomarse un café conmigo e incluso un Dry Martini.

¿Cómo no despertarse cada día con una sonrisa en los labios si sabes que, a cada momento, te van a suceder cosas interesantes y que nadie podrá vivirlas salvo tú?

https://www.youtube.com/watch?v=w67-hlaUSIs

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