Esta noche he soñado que me encontraba atrapado dentro del coche en medio de esa montaña.
Eran las tres o las cuatro de la mañana y decidí internarme en esa
fotografía para saber cómo respira el bosque en el mes de enero, inmerso
en lo más crudo del crudo invierno. De pronto se puso a nevar, primero
lentamente, de manera casi imperceptible, mientras sonaba el primer
movimiento de la Tercera de Mahler. En seguida con fuerza, casi al
compás de las trompetas dedicadas al dios de
la Naturaleza, que es en quien se inspiró Mahler para componer su
sinfonía. Las ruedas patinaron y decidí detener el coche junto a un
árbol, aunque tal vez fuese junto al mismísimo dios Pan, ya que no se
veía nada. La sinfonía de Mahler volvió a empezar varias veces hasta que
me quedé dormido.
Hace un
rato he despertado y me he puesto a escribir este post. La nieve de la
carretera ha desaparecido, pero no hay ningún bar cerca para tomar el
primer café de la mañana. Dudamel sigue tocando la obra de Mahler, y lo
único que voy a poder llevarme a la boca es un beso.
https://www.youtube.com/watch?v=hlFC6inzQoI
https://www.youtube.com/watch?v=hlFC6inzQoI
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