La "Casa del
Libro" de la Gran Vía de Madrid ha vuelto a abrir sus puertas. Esta
mítica librería estuvo cerrada casi todo el año 2018, y la verdad es que
me esperaba lo peor, sobre todo sabiendo que esta semana ha cerrado la
librería Moya, la más antigua de Madrid, que estaba abierta desde 1862 y
en cuya trastienda tuvo una tertulia Ramón y Cajal. El cierre de
librerías se está produciendo en todos los lugares de España y del
mundo, como va a ocurrir también con "La isla", en Santa Cruz de Tenerife, una de las que más aprecio.
En esa estantería que fotografié ayer por la tarde en la nueva Casa del
Libro están tres libros que publiqué con Bartleby, "Entrevías mon
amour" (2009), "Cuentos de los viernes" (2015) y "Cuentos de los otros"
(2017). Sé que el ensayo sobre Murakami (2013) se encuentra en otra
planta, así como varios de mis libros científicos. Mientras hacía la
foto pensaba que si algún día ya no queda ninguna librería en este
mundo, al menos podremos conservar estos testimonios, y tal vez los
niños del futuro sigan pidiendo a sus padres que les cuenten cuentos, lo
que querrá decir que la literatura todavía no ha desaparecido.
"La Gran Vía".
"Da igual que haya recorrido tantos países y haya dado la mano a tantas personas. En mi memoria siempre están presentes las tardes en que mi madre me llevaba de la mano por esa calle cuando era un niño.
Una tarde entramos en “La Casa del Libro” y me compró dos novelas de Julio Verne, que aún conservo. Con el paso del tiempo un personaje de una de mis novelas robaba libros allí porque no tenía dinero para comprarlos y el ansia de leer era más fuerte que él.
Ahora mis libros están en esa librería.
A veces imagino que entro en ella llevando a mi madre de la mano".
("Cuentos de los otros", p. 34).
"La Gran Vía".
"Da igual que haya recorrido tantos países y haya dado la mano a tantas personas. En mi memoria siempre están presentes las tardes en que mi madre me llevaba de la mano por esa calle cuando era un niño.
Una tarde entramos en “La Casa del Libro” y me compró dos novelas de Julio Verne, que aún conservo. Con el paso del tiempo un personaje de una de mis novelas robaba libros allí porque no tenía dinero para comprarlos y el ansia de leer era más fuerte que él.
Ahora mis libros están en esa librería.
A veces imagino que entro en ella llevando a mi madre de la mano".
("Cuentos de los otros", p. 34).
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