miércoles, 16 de diciembre de 2020

"Escribir para crear una emoción estética con las palabras".

"Enamorarse es una palabra pequeña para todo lo que queremos meter en ella. Las palabras a veces no dan más de sí. Les exigimos demasiado. Llevan siglos intentando contener el caos y a veces no pueden más. Deberíamos retirarlas de la circulación durante unos años para después volver a introducirlas en las conversaciones, relucientes y descansadas".
 
Ayer se leyeron cosas como esas en la tertulia del Café Gijón con su autor, el escritor vallisoletano Daniel Monedero. Son de la página 15 de su libro "Volar a casa" (2020, Páginas de Espuma). Este libro en ocasiones se llena de pájaros sobre la piel, y a veces llueven Kafkas y versos de Anne Sexton y Emily Dickinson. Atravesado por Borges, Pessoa, Kafka, Cortázar, Perec y las anteriores poetas, concede una gran importancia a la forma más adecuada para relatar las cosas que conmueven a su autor, y para lograrlo se basa en el dominio del lenguaje, de la palabra en sí misma. Algo así es lo que dije antes de leer unas palabras de Almudena Ojosnegros, una librera de Peñafiel (Valladolid) enamorada de los libros, y que no pudo acompañarnos, pero que escribió lo siguiente: "Hay libros que según se leen se van enredando entre los sentidos, como las ramas de un árbol que de tan fructíferas van entrelazándose y dando forma y belleza al árbol. Cuando me adentré dentro del universo de cuentos que conforman "Volar a casa" de Daniel Monedero, sentí que atravesaba una selva llena de matices, de pájaros voladores, a veces en vuelos perdidos, otros prodigiosos y una misma se siente pájaro planeando la vida". Acto seguido los tertulianos desgranaron las claves del libro (como hicieron Almudena Mestre y Albertina de Oria) y la propia "Poética" del cuento en estos tiempos (como los catedráticos de literaratura Javier del Prado y Javier Pérez Bazo). Eso ocurrió después de que tratáramos las diferencias entre el cuento y el guión, un asunto que me interesaba abordar ya que Monedero es guionista, además de profesor en el taller Billar de Letras.
 
Por la noche Abel Jara me escribió para darme las gracias por estas tertulias "on line" que son tan importantes para él, ya que lo tendría difícil para acercarse cada martes al Café Gijón a bordo de su silla de ruedas, y excusarse por mantenerse "mudo" en ellas debido a su timidez. Y me dijo lo que no dijo a Monedero a lo largo de la tertulia: "La referencia a George Perec me ha trasladado al curso poético que realicé. La aparición de los sueños me ha llevado a reflexionar una vez más sobre lo curioso y fascinante que ocurre en mi mundo onírico donde los acontecimientos se suceden con bipedestación y capacidades físicas plenas. La metaliteratura y la metapoesía me hacen tener presente la progresión de las técnicas para poder crear y la necesidad de los escritores para adaptarse a esa evolución (...) Lo que sucede cada martes, el clima generado es la educación tan anhelada entre la enseñanza, la cercanía de las sonrisas y la complicidad".
 
En fin, la tertulia volverá después de Reyes. Si en la película "Casablanca" se decía que siempre nos quedará París, lo que intentamos desde el Café Gijón es que siempre nos quede la literatura.
 




 
 
 
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