Ayer el escritor Vicente Quijano puso esa foto en su muro y escribió lo siguiente: "Con un poco de retraso, ayer llegaron los regalos de Papá Noel y, en lo que se refiere a literatura, por parte de Margarita, Nuria y Amaya estos libros fueron los agraciados: Había oído hablar de Manel Loureiro a gente que lee y, alguno, incluso escribe, así que nada mejor que el thriller ambientado en Galicia "La Puerta", para adentrarme en sus novelas. Mis hijas me recomiendan "La paciente silenciosa", de Alex Michaelides, así que todo queda dicho. Además, haré como Brad Pitt quien, según la fajilla del libro, la llevará al cine. Yo haré otro tanto, y cuando vaya al Kinepolis también me llevaré la novela al cine. Para poder seguir adentrándome en la obra de Justo Sotelo, muchas ganas de leer "Las mentiras inexactas", literatura y literatura. Para acabar, una curiosidad: "De jarabes y otros amores", de Paloma Domínguez Camacho, para adentrarnos en la curiosa vida de Cayetano R. Santoyo, un personaje (real) que vivió en la minera y agrícola Linares (Jaén) a finales del siglo XIX y principios del XX y que además de atender su farmacia y otras inquietudes, tuvo tiempo para procrear casi 30 hijos".
Vicente y yo nos leemos en esta red social desde hace varios años y en 2017 tuvo la deferencia de pasarse por la Feria del Libro del Retiro para conocernos y llevarse mis "Cuentos de los otros". En su texto se refiere a los Kinépolis, unos cines con pantallas inmensas donde mi hijo ha visto muchas películas. Ya he contado alguna vez que Paqui y yo lo llevábamos desde que nació, en brazos, a los cines Golem y Renoir, y que allí vio, subtituladas, muchas películas europeas, coreanas, chinas y, por supuesto, todas las de Woody Allen, un tipo al que adoramos en casa. Sin embargo, con el fin de compensarle también le llevamos a ver a los Kinépolis las de Harry Potter, Transformers, El señor de los anillos y otras parecidas, eso sí, después de comer espaguetis, uno de sus platos preferidos, en uno de los restaurantes de los cines.
Durante meses estuve escuchando el mítico disco de Jethro Tull, que es la banda sonora de "Las mentiras inexactas". Era mi forma de empaparme de una historia que ha recorrido buena parte de mi vida, como la propia literatura. Ahora me tomo un café y vuelvo a escuchar este disco de rock sinfónico, uno de los preferidos de mi hermano.
Reconozco que lo mío es puro hedonismo, como la música que me gusta:
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