Ayer leí el último libro de poemas de la escritora mallorquina Lluisa Lladó (1971), publicado por Torremozas en 2020 y que se presentó virtualmente esta misma semana, pero del año pasado. Es un libro que aborda, de manera inteligente y culta, el maltrato en la familia, sus efectos sobre la personalidad femenina y esa delicada línea que separa el bien del mal. El mes de marzo de 2020 leí su anterior libro de poemas, "El arca de Wislawa", que se inspira en la poeta y nobel polaca Wislawa Szymborska, y escribí esto en mi blog:
https://sotelojusto.blogspot.com/2020/03/la-poesia-se-salva-por-los-pequenos.html
Leer ahora este libro que gravita sobre el personaje de Eurípides y Sófocles, con aquella venganza de Electra y Orestes hacia la madre Clitemnestra, que ha asesinado con la ayuda de Egisto a su marido Agamenón, es un placer intelectual, como ya he dicho. Todo viene del comportamiento de Agamenón con la hija mayor, Ifigenia, a la que sacrifica antes de la guerra de Troya. Este es un asunto de una enorme fuerza dramática que siempre me ha interesado mucho (el personaje de Judith de mi novela "Entrevías mon amour" se inspira en Ifigenia y las dos óperas de Gluck sobre el personaje). Con esto quiero decir que me apetece leer textos sinceros que todavía tienen cosas interesantes que decirme, como esta Electra que comienza con la carta que Louise Colet envía a su amante Gustave Flaubert para decirle que lo continúa amando a pesar de que él ya no quiera seguir con ella. En la carta se observa la pasión sexual que no deja de consumir a Colet, una poeta que también fue amante de Victor Cousin, un filósofo francés que realizó una síntesis del pensamiento de Descartes, Kant y la escuela escocesa.
ME LLAMO ELECTRA Y SOY TU HIJA.
"Mi padre con sus manos de panadero
amasaba el pan, fruto para la lengua humana.
Sus manos, alburas bíblicas de harina.
Esponjosas, tiernas ramificaciones del obrero.
Dedos que construían puentes entre los edificios de azúcar
para la boca de los niños.
Sus manos destructoras, demoliendo a la madre,
machacando al ente.
La guerra.
Mi madre con un paño blanco detrás de la trinchera.
Ángel exterminador
intentando malear a la escultura.
El buen hombre que horneaba el pan al vecindario.
El demonio que me enseñó a sobrevivir".
A PALOS.
Este poema se lo dejo recitar a ella:
https://www.youtube.com/watch?v=cTz_MxU84G4
RETRATO DE UNA DAMA.
"No prometo nada de lo que pueda ofrecer
pero es la hora de enterrar al padre,
de exorcizar su figura de palo a palos.
Todos mis actos son consecuencia de mi voluntad,
y es de cobardes admitir la derrota por el fallo externo.
Me eximo de la sentencia, porque hemos nacido libres
con demasiados influjos de estrellas: La fe, la familia
/
y la dictadura agónica.
Amar más de lo estipulado. ¿Qué delito puede ser?
Si la naturaleza no priva
a los duraznos de su hermosura con conservantes artificiales
La trampa de lo que el ojo poético oberva y el paladar acata.
No tuve una niñez al uso.
Me formaron para la lucha con el martillo,
con el padre que en mis decisivos años de vida
/fue un cincel constante.
¿Se puede vanagloriar al ogro maltratador que te dio la vida?
Tengo miedo al sentimiento, sigo asociándolo al pecado
/y a lo endeble.
Es la hora de matar al padre como escribió Rosa Silverio.
Lanzando un puñado de tierra en su nombre encima
/de mi cabeza.
Descansemos en paz".
Además, el hecho de leer el libro (por cierto, la poeta dominicana Rosa Silverio estuvo invitada en su día en la tertulia para hablarnos de su libro "Matar al padre", 2014) me hizo volver a ver anoche la ópera de Richard Strauss en un acto sobre Electra, con su libretista preferido, el escritor Hugo von Hofmannsthal. Y eso también se lo agradezco a Lluisa Lladó. Tiene una de las músicas más brutales de la historia de la ópera, y esta versión me parece excelente:
https://www.youtube.com/watch?v=jq1qfG0r4LE
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