viernes, 17 de diciembre de 2021

"Si te enamoras de un escritor, nunca morirás".

En el post de ayer, María José Muñoz Spínola hizo un comentario al respecto de mi cuento de Navidad, con esa fotografía. Es cierto que los escritores utilizan todas las cosas que les ocurren o les suceden a los demás como elemento de la temática que van a desarrollar. Y entrar como "personaje" en la historia del escritor es una manera de acabar siendo recordado eternamente. Me vienen a la cabeza todos los pecadores que Dante incluyó en el Infierno de su Comedia como Paolo y Francesca, los dos amantes que envió al Segundo Círculo. Acusados también de lujuria, Tristán, Isolda, Aquiles, Paris, Helena y Cleopatra les hacen compañía, y entre otras cosas los recordamos por eso mismo. Si como sabemos, tan solo existen tres temas en la literatura, el tiempo, el espacio y el otro, se deben crear subtemas mínimamente interesantes que se integren en cualquiera de estas categorías.
No obstante, sin determe en la autoría de la frase o la idea, siempre he recomendado a todas las personas que me voy encontrando por la vida que no se enamoren nunca de un escritor, sobre todo si es guapo o atractivo.
 
Ahora me tomo el primer café de la mañana y escucho una de las músicas más arrebatadoras de la historia. Su autor tuvo que dejar de escribir su obra maestra porque se había enamorado locamente de una mujer y necesitaba contarlo de otra forma.
 
Y describió el éxtasis: 
 

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