En 20 minutos empezaré a hablar a mis alumnos de ese edificio de Karl Popper, el método científico y la falsabilidad. Hoy hace fresco (estamos a cero grados según asegura mi móvil) y me he venido a la Universidad en coche, aunque casi siempre lo hago caminando y pisando las hojas de otoño.
Saco esta fotografía y pienso en lo que voy a decir a mis alumnos mientras escucho a Woody Allen:
El filósofo Kark Popper (Viena, 1902 - Londres, 1994) busca el rigor y la clarificación conceptual para elaborar un método científico que sea de alcance universal, confiando en la prueba empírica, ya que la ciencia progresa por el desarrollo acumulativo de los conocimientos positivamente establecidos. Este progreso no sigue un camino de verdades absolutas, como pretendían los positivistas, sino por unos vericuetos menos firmes. Una hipótesis tan solo puede contrastarse empíricamente después de ser formulada. La lógica se caracteriza por considerar un conjunto de proposiciones de alto nivel (es la ley universal) y otras de bajo nivel de las que se deducen las relativas al fenómeno a explicar. Una vez que haya sido presentada de forma provisional una idea aún no justificada, se obtienen conclusiones de ella por medio de la deducción lógica y entonces las conclusiones se comparan entre sí, y con otros enunciados pertinentes con el fin de lograr las relaciones lógicas (como equivalencia, compatibilidad o deductividad) que existan entre las mismas. La contrastación de la teoría se haría así. Primero, se lleva a cabo la comparación lógica de las conclusiones para buscar su coherencia interna. Segundo, se realiza el estudio de la forma lógica de la teoría, y determinar si es empírica, científica o tautológica. Tercero, se hace la comparación con otras teorías, lo que nos permite conocer si dicha teoría supone un progreso científico en el supuesto de que superara las distintas contrastaciones.
Usando ciertos enunciados aceptados previamente, se extraen de la teoría a contrastar unos enunciados particulares (predicciones) y luego se comparan con los resultados de las aplicaciones prácticas y de experimentos, lo que nos permite asegurar, por un lado, que si la comparación es positiva, la teoría no se desecha; por otro lado, si la comparación resulta negativa, la teoría se desecha por ser falsa. Se está aplicando, a la postre, el llamado "principio de falsabilidad" al criterio de demarcación que permite distinguir entre la ciencia y la no ciencia.
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