"Justo, eres una caja de sorpresas. Cada día te superas. Además de ser escritor, guapo y atractivo, tienes una fuerza vital y creativa que despiertas a un muerto, a estas horas de la mañana. Todos los días, como un reloj. Esta adrenalina tuya la comunicas a todos los que te leemos y se está convirtiendo ya en una droga. Estás empezando a ser adictivo. Bendita adicción".
Esto lo escribó ayer por aquí la psicóloga mallorquina Elena Gayán, que está en esta fotografía a mi izquierda durante una comida este verano en el Café de Oriente, enfrente del Palacio Real, junto a las escritoras y también psicólogas Silvia Ramos y Almudena Mestre. La verdad es que no sé si soy adictivo; en mi caso la única adicción que tengo es por la vida, y en ella son esenciales la música, el arte, el cine, la literatura y el amor. Nunca he tenido demasiada adicción por el trabajo, pues ser escritor (he publicado 20 libros y decenas de artículos) y profesor (he dado clase, y sigo haciéndolo, en varias de las mejores universidades de Madrid) no es trabajar, como no lo es tomarse un sorbete de mandarina con el grupo de amigas psicólogas d la tertulia del Café Gijón.
Una de las cosas que más me gustan es reírme de mí mismo y que la vida sea simpática:
https://www.youtube.com/watch?v=RQTWIUK4acM
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