jueves, 7 de abril de 2022

"Ahí tumbado, esperando el verano".

Dos de las cosas que más me gustan son estar tumbado y bailar un bolero. En la tertulia de arquitectura de este martes del Café Gijón mencioné el Reina Sofía, uno de esos lugares de Madrid donde me siento (o me tumbo) como en mi casa, ya que me considero de mi época. Mientras aludía al museo de arte contemporáneo me vino a la cabeza la segunda foto, que me hizo mi amigo Antonio Zaballos en su cafetería. Por otra parte he pasaso muchas horas de mi vida en el Círculo de Bellas Artes de la calle Alcalá, junto a la Puerta del Sol, y a veces lo he hecho tomando un mojito relajadamente, como Dios manda y se ve en la primera fotogafía. En este lugar he escrito y presentado algunas de mis novelas, y Antonio trabajó en un taller de grabado. Allí organizó durante dos años la escenografía del baile de Carnaval, del que hablé en otra novela, y donde bailé en todas las plantas del edificio.
 
¿Bailamos, aunque me tenga que levantar?
 
Después de todo sin tu amor no soy nada:
 
 


 

 

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