La marca Warhol es un producto más de la sociedad de consumo. Habló de aquellos quince minutos de fama a los que tiene derecho todo el mundo, y que a él le duraron décadas. Lo hizo el año 1968 en el Moderna Museet en Estocolmo. Benjamin H. D. Buchloh, que es un historiador alemán de arte, sugiere que la estética esencial de Andy Warhol es "la invalidación sistemática de las jerarquías de las funciones representativas del arte", y su relación con la creencia de que "la jerarquía de los temas que merecen ser representados será abolida algún día", y cualquiera podrá ser famoso, algo que supone que en el futuro todo el mundo será famoso, aunque no merezca la fama. Era hijo de inmigrantes eslovacos instalados en Pittsburgh. Su madre le sobreprotegió tanto que vivió con él toda su vida. Warhol se fue a Nueva York y se dedicó al arte, en concreto a la ilustración comercial. El expresionismo abstracto dominaba la escena artística y él quiso buscar un estilo radicalmente distinto. Con su experiencia en publicidad, empezó a mostrar productos de consumo de masas como botellas de Coca-Cola, latas de sopa Campbell y ya al final a personas que eran productos en sí mismos, como Marilyn, Mao o Elvis.
Warhol influyó en varios músicos, sobre todo David Bowie, y este le dedicó una canción en su disco "Hunky Dory" de 1971. Y ahora me voy a clase escuchando otra canción de ese disco, "Life on Mars", una balada que cuenta la historia de una chica solitaria con padres malvados que se refugia en el cine para escapar de sus problemas. Me parece que la canción muestra la mejor versión de Bowie como cantante:
(La fotografía estilo Warhol es de ayer por la tarde, tomando un café y un zumo de piña en la Plaza Mayor de Barajas. Yo viví mis quince minutos de fama particulares, al menos en esa terraza porque pedí a la gente de tres mesas distintas que repitiera la fotografía hasta que no se me viera la barriga, jeje, y eso que no me puse la peluca que tenía preparada, como hacía Warhol).
No hay comentarios:
Publicar un comentario