lunes, 4 de abril de 2022

"Habitando la piel pura de vidrio".

"Quiero que levantes en Madrid una torre como las de la película "El manantial", dijo el presidente del Banco de Bilbao Sánchez Asiaín al arquitecto Sáenz de Oiza. Con sus 107 metros de altura, esta torre se conoce como "Castellana 81" (ya no pertenece al banco), y hace poco fue declarada "Bien de Interés Cultural", al ser un referente de la arquitectura del siglo pasado en España, dentro de AZCA, la zona con centros comerciales y oficinas donde se intentó emular aquella imagen de modernidad de las ciudades americanas, entre las calles Orense, General Perón, Fernández Villaverde y la Castellana. Se ven ciertas influencias de la "Torre del laboratorio de la S.C. Johnson & Son", Wisconsin, 1944-1950 (Frank Lloyd Wright), los "Almacenes Schocken", Stuttgart, 1926-28 (Erich Mendelson) y la "Torre de los Caballeros de Colón", New Haven, Connecticut, 1967 (Kevin Roche). Así es la historia del arte y de la vida.
 
Nada más terminar la carrera, trabajé casi 6 años en el Servicio de Estudios de la planta 22 de ese edificio desde el que se contempla Madrid a la perfección. Recuerdo que justo encima se encontraba la planta con el despacho del presidente Sánchez Asiaín, mi jefe, que fue uno de los grandes impulsores de la modernización del Sistema Financiero Español, algo que suelo repetir a mis alumnos. Todavía guardo algunas galeradas que debí corregir sobre Ofertas Públicas de Adquisición de Acciones en las bolsas españolas (técnicamente es parecido a corregir una novela). Además, este asunto es una de las columnas vertebrales de mi primera novela, "La muerte lenta", de 1995, la historia de un "yuppie", como ya me empezaron a llamar mis alumnos. Disfruté mucho de los restaurantes, cafeterías, pubs, librerías y galerías de Arte de aquel barrio de AZCA. A veces miraba hacia abajo desde la acogedora planta 22 a través de unos cristales que cambiaban de color según el momento de cada día, y me sentía al igual que Leonardo DiCaprio en Titanic. A pesar de que era feliz habitando aquella piel de vidrio y aprendí mucho de la vida y el alma humana, en cierto momento me cansé de fichar y me marché a dar clase a la Universidad Carlos III, donde seguí observando cosas que después trasladé a los textos de mis novelas. Antes me dio tiempo para vivir una historia de amor como la de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet:
 
Es la historia de mi vida, de la literatura de mi vida.
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario