Lo escuché ayer por la mañana en Moralzarzal, un pueblo que está en la sierra de Madrid y con la nieve a un paso, como se aprecia en la quinta foto. El director del "I Festival de poesía imPrescindibles", Álvaro Hernando, me había pedido unas semanas antes incluir a la tertulia del Café Gijón entre los participantes de este Festival, pero no pudo ser, y quise agradecérselo. Deseaba abrazar, de nuevo, a Efi Cubero, tras presentar no hace mucho su último libro de poemas en la Librería Alberti de Madrid, a Rafael Soler, aunque a él lo tengo más cerca, ya que desayuno muchas veces en su Café Comercial de la plaza de Bilbao, y a Miguel Veyrat, al que no veía desde hace varios años en una comida en la Plaza de Santa Ana de Madrid y al que considero uno de los escasos poetas españoles que de verdad ha entendido a Rilke, Eliot, Pound y JRJ, junto a los clásicos (uno de mis ensayos de literatura es sobre una parte de su obra). A los tres se les rendía ayer un merecido homenaje de la mano de los poetas Nicolás Corraliza, Raquel Vázquez y Pedro Sánchez Sanz (están en las fotos que he puesto, además de la poeta Marta Marco Alario y el guitarrista Guillermo Chicharro que amenizaron los intermedios). En el rato que estuve en este centro cultural besé a Almudena Mestre, Juana Vázquez y Marina Casado (a esta última no la veía desde que hicimos un máster de Literatura Española en la Complutense, y me dijo que era profesora en un instituto).
Mientras caminaba hacia el coche, sabía que los pájaros se habían quedado allí dentro, cantando:
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