domingo, 3 de abril de 2022

"Un edificio debe ser íntegro, igual que el hombre".

Por esas casualidades que tiene la vida, ayer me referí a la próxima tertulia del Café Gijón sobre la arquitectura, y por la noche vi una de las grandes películas filmadas sobre ese tema, "El manantial" 1949, de King Vidor, interpretada por Cary Cooper y Patricia Neal, dentro del programa "Classics" que tiene José Luis Garci los viernes por la noche en 13 TV. 
 
Esta película es una defensa a ultranza del artista como un ser libre e independiente. Su alegato final es famoso:
 
"Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego. Probablemente, fue quemado en la hoguera que él había encendido para sus hermanos, pero les dejó un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra. A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados únicamente en su visión. Todos los grandes creadores y los pensadores, los artistas y los científicos, los inventores lucharon "contra" sus contemporáneos. Se oponían siempre a los nuevos pensamientos y los nuevos inventos eran denunciados y recusados, pero los hombres con visión de futuro salieron adelante. Lucharon, sufrieron y pagaron por ello, pero vencieron. Ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos. Ellos odiaron el regalo que él ofrecía, su verdad era su único motivo, su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él. Su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían los demás. La creación que daba forma a su verdad. Él mantenía su verdad sobre todo y contra todos. Seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con él o a los que no. Con su integridad como única bandera. Él no servía a nadie ni a nada. Tan solo vivía para sí mismo. Y solo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloria de la humanidad. Esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma. Y la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo. El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí solo. La mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna coacción, no puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás, no puede ser objeto de sacrificio. El creador se mantiene firme en sus convicciones, el parásito sigue las opiniones de los demás. El creador piensa, el parásito copia. El creador produce, el parásito saquea. El interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre. El creador requiere independencia, ni sirve ni gobierna, trata a los hombres con intercambio libre y elección voluntaria; el parásito busca poder (...)
 
Este es un resumen de la película en Youtube:
 
Recuerdo haber visto esta película en TV cuando era muy joven, y que estuve mucho tiempo dándole vueltas. Por supuesto que luego he equilibrado su pensamiento con la otra cara de la moneda, la de la búsqueda del bien común, ya que, como repito a mis alumnos a todas horas, en el centro está la virtud.
 
De la película de Vidor me quedo a estas alturas con la perfección técnica y poética de sus imágenes (pura arquitectura filmada) y la apasionada historia de amor entre el arquitecto Howard Rock -un trasunto del arquitecto real Frank Lloyd Wright-, y la crítica de arte Dominique Francon. En la pantalla se pone de manifiesto la historia de amor real que en ese momento estaban viviendo sus intérpretes Cary Cooper y Patricia Neal. Él estaba casado y le llevaba 25 años, pero, no obstante, ella siempre diría que Cooper fue el amor de su vida, aunque, después de romper con él, se casara con un escritor importante, como Roald Dahl (el autor de "Charlie y la fábrica de chocolate", "Matilda" y "Las brujas"), y terminara apareciendo en la mítica "Desayuno con diamantes". 
 
Hay películas y novelas inteligentes que no me aburren y siguen haciéndome pensar.
 



 

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