Esto de ser escritor también me ha permitido conocer a un montón de escritores que, además de escribir muy bien y tener cosas que decir, son buenas personas. En la primera fotografía estoy hace un tiempo en La Laguna con los escritores tinerfeños Isabel Medina, Candelaria Villavicencio, Domingo Acosta, Vio Leluá, Santiago Jatib y Agustín E. Díaz-Pacheco. La excusa para recordar esta foto es el libro que recogí anoche en el buzón, "Cuentos de otoño", que acaba de editar Agustín con el Ayuntamiento de La Laguna y el Centro de Cultura Popular Canaria. Lo leeré con interés porque Agustín es el autor de uno de los mejores libros que he leído en los últimos años, "El camarote de la memoria", del que ya he hablado alguna vez por aquí y que considero que se encuentra al mismo nivel que algunos de los libros de Woolf y Joyce. A Agustín me lo presentó también hace años la librera de Santa Cruz de Tenerife Ana Lima, que tuvo un precioso café librería en La Laguna, "Al faro", en homenaje a la novela de Virginia Woolf, una de esas joyas de la literatura del siglo XX (estamos los tres en la primera foto).
Pero hay otra excusa, y que tiene que ver con la música. En mi vida todo tiene que ver con la música.
Como las fotografías con mis amigos pertenecen al Café Venecia de la Plaza de la Concepción de La Laguna y estamos entrando en el tiempo del Carnaval, aunque sea con mascarilla, no puedo evitar tomarme el primer café de esta hermosa y dulce mañana de sábado escuchando el delicioso disco de Uri Caine interpretando a Richard Wagner en Venecia. ¿Quién, que ame la belleza, puede sustraerse a la muerte de Tristán o a las oberturas de Lohengrin y Tannhäuser? En su día tuve la oportunidad de escuchar esta misma música, lenta y ensimismadamente, sentado en un café rodeado de canales, casi como el Gustav Aschenbach de Thomas Mann y Luchino Visconti, y la belleza es difícil de olvidar.
Yo soy incapaz de vivir sin belleza:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLNDXDJtQAOam2JdFoUTBnRrmxiHSo_eU1
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