miércoles, 17 de febrero de 2021

"Una tertulia sobre Juan Ramón Jiménez con la profesora Mercedes Juliá que me dejó sin palabras".

Ya he contado alguna vez que con 17 o 18 años siempre llevaba un libro de JRJ en el bolsillo de la chaqueta, "Arias tristes". Incluso lo hacía cuando jugaba al tenis en las pistas de la Complutense o me bañaba en su piscina. Por eso escuchar ayer desde Estados Unidos a
Mercedes Juliá, catedrática de literatura de la Villanova University, de Pensilvania, en la tertulia on line del Café Gijón, supuso para mí un verdadero placer, tanto intelectual como sentimental, e incluso emocional. 
 
Mercedes nos habló del exilio o el destierro del poeta tras la Guerra Civil, de lo diferente que encontró la ciudad de Nueva York 20 años después de su primer viaje, cuando se casó con Zenobia Camprubí. Los grandes rascacielos, las prisas y la deshumanización de aquel mundo le resultaban extraños, junto a la sensación de nostalgia y de vacío, lo que le hizo llevar siempre en el bolsillo una piedra de su Moguer (como hacía yo con su libro) y acercarse a los aeropuertos para escuchar hablar español a los que llegaban, al igual que iba a los ríos para ver si sonaban igual que en España. Mercedes también salió de España desde Jerez de la Frontera a los 18 años y sabe lo que esto significa. En Chicago conoció a Ricardo Gullón y desde el principio supo que quería aprender con él. Ayer por la tarde también nos acompañó su hijo, Germán Gullón, que presentará mi "Poeta en Madrid" la semana que viene, e intervino contándonos anécdotas muy interesantes sobre su padre y su estancia en Estados Unidos. Y allí hablaron Javier del Prado y Javier Pérez Bazo, y Mariwan y Peter y Antonio Tello y Juana Murillo (una profesora de literatura de la Complutense que es nueva tertuliana) y Miguel Ángel Yusta, que tuvo un entrañable recuerdo para el poeta Joan Margarit, que era su amigo.
En cierto momento, Mercedes nos habló de "Espacio", el mayor poema español del siglo XX, a la altura de Eliot, Whitman, Browning y Hölderlin. Sobre ese poema hizo su tesis Mercedes, que volvió a mostrar su extrañeza porque no fuera más conocido.
 
He dicho que me quedé sin palabras, y quienes me conocen saben que es algo bastante difícil, ya que hablo por los codos, quizá por deformación profesional. En realidad lo que quería decir es que mi mayor placer de ayer por la tarde en la tertulia fue escuchar y aprender de Mercedes y de los que realmente saben.
 
Dejo por aquí este monumento a la poesía, a la propia historia de la literatura, recitado por Tomás Galindo, y me voy a dar clase, porque "Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo. Yo tengo, como ellos, la sustancia de todo lo vivido y de todo lo por vivir..."
 

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