martes, 2 de febrero de 2021

"La decadencia de la belleza".

Este fin de semana se estrenó on line en el Festival Sundance, que creó en su momento Robert Redford, el documental de los suecos Kristina Lindström y Kristian Petri sobre el muchacho que interpretó a Tadzio en la película de Visconti, Björn Andrésen, un actor sueco de 15 años. Medio siglo después de su estreno, este documental describe la desgraciada historia de aquel chico objeto del deseo en "Muerte en Venecia" (1971). Es una de las películas más hermosas de la historia, una reflexión musical y literaria sobre el significado de la creación y de la búsqueda de la belleza por parte del artista. He escrito muchos textos sobre esta historia. Teniendo en cuenta que me encanta la vida y que siempre me lo he pasado muy bien -desde que yo recuerde-, el deterioro físico y mental es algo que preocupa a cualquier creador, la irremediable pérdida de la belleza desde el sentido más ontológico de la expresión, física y mental. 
 
Visconti dijo de Andrésen en Cannes que era "el chico más guapo del mundo", algo que le persiguió durante las siguientes décadas y le robó la felicidad (ahora tiene 66 años, lo que no se observa en la fotografía que he puesto). La mirada frágil de la segunda fotografía, y que enamoró a Visconti, era la de un chico que estaba roto por la desaparición y muerte de su madre, y por una abuela obsesionada con que fuera un actor famoso, a pesar de que su verdadera pasión era la música. A lo largo del documental, Andrésen regresa a todos esos lugares que marcaron para mal su vida: Japón, París (donde le trataron como “un objeto sexual” durante un año, esperando a que hicieran una película que nunca llegó a hacerse) o Venecia, donde se reencuentra con Tadzio cara a cara, en esa playa del Lido, para decirle adiós.
Supongo que lo único que se puede hacer es volver a escuchar la música de Mahler y ver algunas de aquellas míticas escenas de la ciudad de Venecia:
 
 

 
What do you want to do ?
New mail

1 comentario:

  1. Friedrich Nietzsche concebía la vida como un fenómeno estético, buscaba la verdad que envuelve la voluntad de poder creador o lo que él denominaba el poder de la vida. Fue un espectador de la belleza del mundo y reflejó la presencia de lo bello en el alma del artista, esa experiencia estética que escapa de la voluntad e insta a hablar a la naturaleza. La vida solo puede entenderse desde una forma estética similar al pensamiento de Thomas Mann y Arthur Schopenhauer. Nietzsche afirmaba que “lo bello” no existía como tampoco el bien ni la verdad. Quizás el concepto de la belleza sea un mero constructo de nuestro pensamiento y lo idealicemos del mismo modo que lo hizo Pigmalión, enamorándose del cuerpo de la estatua Galatea con la que soñó y convirtiéndola después en figura humana con la intervención de Afrodita.
    Precisamente acabo de leer “Suite italiana” de Javier Reverte en el que nos conduce por la belleza de las ciudades de Venecia, Trieste y la isla de Sicilia. Nos acerca y aproxima a la historia de los lugares que recorre de la mano de Thomas Mann, James Joyce, Rainer Maria Rilke y Giuseppe Tomasi de Lampedusa. La vida y el arte de la Venecia mortecina nos aproximan a la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, lo subjetivo y lo objetivo del arte, lo físico y lo espiritual, los sentidos y el espíritu, la creación y el genio, lo apolíneo y lo dionisíaco. Eres un genio o un creador Justo Sotelo que devaneas entre la realidad y la ficción y tu poder creador se desvela y manifiesta entre el goce estético y la búsqueda de la Verdad a través de la música, el arte, la literatura. Mahler, Gustav, Visconti y Justo Sotelo. Un beso artista.

    ResponderEliminar