"Contemplar lo perdido es intentar dar un sentido a lo que queda y a quienes somos. ´Cómo se llega a ser lo que se es´es el subtítulo del ´Ecco homo´de Nietzsche. Es difícil ver lo anhelado, las ruinas o las obras a medio hacer, porque evocan siempre el fantasma del edificio completo: vemos (imaginamos) lo que no está en lo real. Y sin embargo, quizá, no haya tesoro más grande que lo que nunca tuvimos o lo que tuvimos y perdimos o malogramos por el azar o nuestras prácticas equivocadas, y somos capaces de poner en palabras. Me gusta pensar, como Hölderlin, que lo único permanente lo instaura la poesía. Mientras la noche y el desierto avanzan, las palabras ayudan a desplegar nuevas vitrinas de mi Museo de pérdidas".
Este es el prólogo que escribió Valeria Correa Fiz a su último libro de poemas, "Museo de pérdidas" (2020), de ediciones La Palma. Y fue de las primeras cosas que leí ayer por la tarde para empezar la tertulia on line del Café Gijón. Antes ya habíamos hablado del exilio, tanto político como económico, ya que Valeria dejó su Rosario natal argentino para vivir en Estados Unidos, Italia y Madrid desde hace unos pocos años. Las intervenciones de Antonio Tello, Almudena Mestre, Matilde Tricarico, Emma Prieto, María José Muñoz Spínola(una arquitecta que me parece un espléndido fichaje, en la segunda fotografía, y que me dijo que me buscó en Facebook tras leer mi novela "Las mentiras inexactas), José Luis Cuenca (un antiguo compañero de la Universidad y que también se asomó a la tertula por primera vez desde hace años), Miguel Ángel Yusta, Mariwan Shall o Carmen Fuenmayor (que estaba en Francia y también nos acompañaba por primera vez), entre otros, resultaron espléndidas, como no podía ser menos tratándose de personas que saben de lo que hablan y lo que preguntan. La lectura de algunos poemas por parte de Valeria también fue líricamente sugerente, incluido una irónica de Borges, así como sus alusiones a Nietzsche, Hölderlin o María Zambrano.
La literatura es un territorio de empatía, nos dijo Valeria. En su obra aparecen términos como el error, la muerte, la mentira, la verdad, las dicotomias, a partir de una mirada hacia adentro que busca la complicidad del lector desde el rigor de la construcción formal de sus poemas. El artista tiene que dar la forma, ya sea un escritor, un pintor, un músico o un arquitecto. Como abogada, siempre ha buscado la hermenéutica y lo mismo le sucede como escritora. Ella escribe con una manera de transferir sensaciones a partir de una estructura sólida donde las pasiones, las pérdidas, el deseo, la sensualidad y la sexualidad se transmiten desde el conocimiento y la técnica. Nos hacen esas pérdidas, pero también la manera de transmitilas. Como se ve, esta escritora es una de mis almas gemelas como escritor.
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