Ayer por la mañana me escribió un Wasap mi editora para decirme que los medios ya habían dado el "pistoletazo" de salida a mi novela "Poeta en Madrid". Estaba conduciendo y en ese momento no pude leerlo. Las palabras utilizadas en este artículo no pueden ser más bellas y cariñosas, aunque a más de uno quizá le puedan resultar un tanto exageradas: "En el camino de las grandes obras de ficción que tratan del hecho creativo, llega una novela que ganará adeptos. Fantasmas, amores y obsesiones que giran en torno a un poeta que escribe y escribe".
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/justo-sotelo-poeta-madrid-viaje-centro-creacion-literaria/20210211095729184455.html
Llueve ahí afuera, tengo muchas clases y me tomo el primer café del día. Antes de irme a la Universidad escucho otra de las músicas que subyacen en esta novela, la Tercera de Mahler. Escucharla con Abbado es casi una experiencia mística. Esta sinfonía se estrenó en 1902 y fue un éxito absoluto (lo que no ocurrió con casi ninguna de sus obras). Él siempre decía que su tiempo aún no había llegado. La había empezado a escribir en torno a 1895, durante un viaje con su compañera de entonces, la solista de viola Natalie Bauer-Lechner. Y en esta obra lo incluyó todo, la Naturaleza, las flores, los animales, al hombre a través de un poema de Nietzsche, el amor terrenal y el divino.
El deseo de incluir todo el mundo en una obra lo aprendí de Mahler, después de escuchar una y otra vez sus sinfonías. Y comprendí que el mundo es mío. Por eso el protagonista de mi novela se apellida Relham, es decir, Mahler al revés:
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