Y este poeta y matemático persa del siglo XI, nada menos, cuando yo aún era pequeño (es lo que tenemos los bisietos, que podemos jugar con el tiempo) y que se quedó a descansar de la caminata de la vida en este bonito jardín de la Facultad de Filosofía y Letras de la Complutense me dijo ayer que no deje de tomarme una copa de vino en cada comida, de reírme de mí mismo y de pasear por el mundo y buscar el sentido de las cosas. Y escuchar a Chaikovski, como su Concierto de violín, pues aunque no lo conoció sabe que me gusta mucho, y hay que rodearse de belleza:
Ah, y también me dijo que no deje de besarme la chica guapa de la fiesta.
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