Ayer paseé alrededor del
lago de la Casa de Campo entre pájaros, palomas y patos, con los
clásicos edificios de la Plaza de España a lo lejos. Me senté en un
banco de madera, de esos que tienen un alargado respaldo para que la
gente se recueste a tomar el sol. Al poco se me acercó un señor con una
larga barba blanca que le cubría en parte la mascarilla, se sentó junto a
mí y se puso a hablar de lo felices que se veía a los pájaros, sin que
los afectara ningún virus, tomando el sol, volando y casi caminando
sobre las aguas del lago. ¿Sabía yo, me preguntó mirando hacia el cielo,
cuándo terminaría esta pesadilla? Primero me encogí de hombros, luego
me salió una sonrisa tonta y al final miré para todos los lados sin
saber qué responderle. Y entonces la casualidad vino en mi ayuda, en
forma de un chico negro con un violoncelo en la mano, que se sentó
también cerca de nosotros y se puso a tocar una melodía de Elgar, una de
sus variaciones "enigma" que representa al primer rey que hubo en la
tierra, según la Biblia, tras el Diluvio Universal.
Dije al señor que escuchara esa música con los ojos cerrados, y yo también los cerré:
https://www.youtube.com/watch?v=O70uVmW4y9Q
https://www.youtube.com/watch?v=O70uVmW4y9Q
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