Faltan la música que me dedicaron al principio (un fado y el "Moon
river" de "Desayuno con diamantes, como no podía ser de otra forma) y la
lectura de uno de mis "Cuentos de los viernes". Remi Pérez me dijo que
ese libro la acompañó durante las semanas que tuvo que pasar en un hospital durante una enfermedad.
En cierto momento de la entrevista cité "Un ladrón en la alcoba"
(1932), de Ernest Lubitsch, paradigma del mítico "toque Lubistch". Este
director fue un maestro de la puesta en escena, y apenas necesitaba una
puerta, abierta o cerrada, para decirlo todo. Sus diálogos son
divertidos y siempre tienen un doble sentido. Se escucha una cosa, pero
dice otra que se queda fuera del plano. Eran apuntes dramáticos que, al
ser solo sugeridos, alcanzaban una mayor dimensión que hacían necesaria
la participación del espectador para dibujarlos en su mente. Esa
película cuenta la historia de un ladrón de clase alta que un día conoce
a una carterista que se hace pasar por condesa para cometer sus
pequeños robos. Cada uno reconocerá a su alma gemela en el otro y ambos
decidirán empezar una carrera profesional sobre el robo, eso sí, hecho
con la mayor de las delicadezas y el mejor de los estilos, el de un
verdadero caballero y una verdadera dama. Todo ello en una época llena
de glamour y elegancia donde las cosas se hacían de otra manera, incluso
los propios actos delictivos. Un acto tan amoral como el robo es
presentado en la trama de una forma tan exquisita, a través de la pareja
protagonista, que al espectador le entran ganas de ser cómplice de esos
dos ladrones.
Pondré un ejemplo de lo que acabo de decir, a través de una conversación inicial entre un camarero y el protagonista principal masculino. Se trata de una pregunta extensa y una escueta respuesta. Cada una funciona por separado para explicar lo que piensa cada cual, y a la vez funcionan juntas, diciéndonos algo completamente distinto. Esto es para mí el cine y también la literatura:
https://www.youtube.com/watch?v=HckxLwikDys
En definitiva, yo también quiero ver la luna en el champán.
Pondré un ejemplo de lo que acabo de decir, a través de una conversación inicial entre un camarero y el protagonista principal masculino. Se trata de una pregunta extensa y una escueta respuesta. Cada una funciona por separado para explicar lo que piensa cada cual, y a la vez funcionan juntas, diciéndonos algo completamente distinto. Esto es para mí el cine y también la literatura:
https://www.youtube.com/watch?v=HckxLwikDys
En definitiva, yo también quiero ver la luna en el champán.
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