Me tomo el primer café de esta bonita mañana de verano, y leo los últimos comentarios referidos a mi post de ayer.
"Estas publicaciones son un oasis en Facebook", asegura Yolanda Ramírez Míchel, que es una escritora y editora mexicana. Marta Velasco Bernal,
que es una abogada de Sigüenza, dice en el comentario anterior que lo
sublimo todo, y por eso soy un poeta (en todo caso reprimido, jeje, como
me llamó hace unos días el profesor Javier Del Prado). El penúltimo comentario es de la economista barcelonesa Roser Latorre Zamora
y resume bien mi post de ayer sobre Keats y Khayyam, ya que sería el
resultado de la lectura de un libro en los jardines de la Complutense.
Teniendo en cuenta que además de escritor soy un científico, creo que no
hace falta leer más opiniones para lo que quiero decir esta mañana.
Como digo siempre, "no busco, encuentro", siguiendo la mítica frase de
Pablo Picasso (la primera vez que la leí fue en la entrada de las Cuevas
de Sésamo en la calle Príncipe de Madrid). Uno de los secretos de la
felicidad está en la preparación intelectual y humana que hayamos
recibido durante nuestro periodo de formación en la juventud, y lo demás
viene solo, tanto como para ser conscientes de que el mundo cabe en
nuestro interior y que cada uno de nosotros somos el mundo.
Y ahora escucho una de las músicas que amueblan mi cabeza desde joven,
la última sonata de piano de Schubert, interpretada además por Mitsuko
Uchida. A Bécquer también le gustaba, y por eso pongo la foto del poeta
que hice ayer por la mañana durante un bucólico paseo por el Parque de
la Fuente del Berro de Madrid.
Después de todo cada cual elige con qué, o quién, se acuesta y se levanta.
Y su mundo y su oasis:
https://www.youtube.com/watch?v=8xDABzplnao
Después de todo cada cual elige con qué, o quién, se acuesta y se levanta.
Y su mundo y su oasis:
https://www.youtube.com/watch?v=8xDABzplnao
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