El otro día María Díaz, una amiga de esta red social, comentó que en esta fotografía me parezco al gran Marcello, es decir, Marcello Mastroianni. Y como siempre me hace gracia este juego literario de las comparaciones (ya he comentado que, a lo largo de mi vida, me han comparado con muchos actores, como Al Pacino, Peter Sellers, Víctor Mature, Robert Taylor y hasta Humphrey Bogart, en realidad más con su personaje de Rick Blaine), pienso en una de las últimas películas que interpretó Mastroianni, "Sostiene Pereira". La última fue, si no me equivoco, "Viaje al principio del mundo", de Manoel de Oliveira, el director portugués del que no me perdí ninguna de sus películas en los Alphaville / Golem, Renoir o la Filmoteca Nacional del cine Doré. "Sostiene Pereira" es una de las novelas más bellas y entrañables que he leído en mi vida, y también lo fue la película. No diré que voy a tomarme una "tortilla a las finas hierbas", pues tengo el primer café entre las manos, pero sí que leer la novela de Antonio Tabucchi y ver la película de Roberto Faenza, con la interpretación de Marcelo Mastroianni, te hace la vida más feliz. No solo defiende la integridad moral de sus personajes, sino su independencia:
Y también escuchar a Dulce Pontes cantar la canción, casi un fado, que compuso Ennio Morricone para la película:
Es lo que tiene pasear por el cine, la literatura y la música en busca de la felicidad, algo así como hacerlo por Lisboa, en uno de sus tranvías camino de Alfama.
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