Entre tantas clases y másteres me detuve unos minutos para leer este libro de Ernesto Cardenal, aquel nicaragüense que fue poeta, sacerdote, político y artista. Ahí está su mítico poema:
"Al perderte yo a ti
tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras
lo que yo más amaba
y tú porque yo era
el que te amaba más.
Pero de nosotros dos
tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras
como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán
como te amaba yo".
("Epigramas", de Ernesto Cardenal, Editorial Trotta, 2001, p. 13).
Empecé a leer a Cardenal cuando era muy joven. Era la época de "Hojas de hierba", de Withman, "Arias tristes", de JRJ, la "Poesía" de Tagore. Luego llegarían Eliot, Pound, Yeats, Stevens, Cumming. Ya se sabe que somos lo que leemos.
Y también escuché su voz:
Ahora me tomo un café y escucho otra obra de aquella época de mi adolescencia, de Ariel Ramírez, el gran compositor argentino, autor de "Alfonsina y el mar", y de esta belleza por un mundo mejor:
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