La tertulia literaria del Café Gijón de ayer me llenó de satisfacción. En realidad todas lo hacen, por supuesto. Fue un placer contar con un invitado como Ramón Sanchis, ingeniero, escritor y profesor. Por ejemplo, María José Muñoz Spínola está leyendo ahora "Al Ándalus, puerta del pensamiento clásico en Europa", y me escribió un Wasap después de la tertulia para decirme que Ramón Sanchís escribe con la misma sencillez, naturalidad y profundidad con la que habla y se expresa. Almudena Mestre lo presentó, tanto a la persona como al escritor. Después intervinieron Mariwan Shall, la propia María José, Chema Menéndez (que dedicó unas preciosas y sentidas palabras a lo que para él ha significado esta tertulia virtual al vivir en Tenerife), Juan Tena, Concepción Heras, alguna alumna del taller de escritura que imparte Ramón en Alicante, José Félix Saénz-Marrero y nuestro Javier Del Prado a pesar de que sigue malito de una mano. Mientras escribo estas palabras leo que ayer murió la fotógrafa Ouka Leele. No nos conocíamos mucho; nos vimos en algunas ocasiones y nos seguíamos a través de esta red y antes de la pandemia estuvo a punto de venir a la tertulia.
En fin, arte y literatura, eso queda.
Los aspectos más relevantes de la tertulia podrían resumirse de esta forma:
1) La pérdida de conocimientos y valores que supuso la caída del mundo clásico precipitó a la cuenca del Mediterráneo en una Edad Media de mil años de duración.
2) Al ser expulsados los pensadores y sabios, las ideas se van hacia otros lugares y nutren a otras comunidades, culturas y religiones.
3) La inalterable búsqueda de la sabiduría en quienes están ávidos de conocimiento, en cualquier lugar en donde se encuentren.
4) El trasvase de ideas desde las filosofías clásicas hacia las religiones, ya sea en el cristianismo o el islam, pese a la apariencia que dan las religiones de que todo lo reciben de su fundador.
5) La diferencia entre lo que se nos muestra de una religión y lo que fue en su raíz, en su credo y prácticas originales.
6) El deterioro que sufren las religiones en la medida que se alejan de la fuente (su fundador) y se dictan normas férreas a cumplir que van perdiendo el espíritu y la moral originaria.
7) El aporte del islam, que sabe recoger lo válido que tienen los pueblos donde se desarrolla, y da lugar a la cima que es la época de Al Ándalus, porque sabe apreciarlo, compilar, traducir, hacer suyo el conocimiento que descubre. El inestimable aporte en la medicina, la mística, la literatura, la arquitectura, las matemáticas, la astronomía, la botánica y farmacopea, la cerámica y el estudio de los metales.
8) La reunión de las tres culturas y religiones que se da en Al Ándalus, como asimilación de ideas, filosofías, ciencias y artes que se logra.
9) El esplendor del mundo hebreo que se alcanza en Al Ándalus y Provenza entre el siglo X al XII.
10) El portentoso trabajo que realizan los árabes y hebreos, así como los copistas cristianos, para recuperar los textos clásicos, a lo que sigue la inmensa labor de las escuelas de traductores (Toledo, Amalfi, Salerno, y las menores de León, Astorga, Gerona, santa María de Silos).
11) El resurgir de las ideas clásicas mediante el papel de las Escuelas de Chartres, Oxford y París, que sin perder la visión antigua apuntan a un sentido más experimental de la naturaleza.
12) La Edad Media fue una época de controversia y encuentro de ideas, fértil e imaginativa.
Ahora me tomo un café y escucho un poema de Rumí, el célebre poeta místico musulmán persa que nació al principio del siglo XIII en Balj, en la actual Afganistán. Rumi vio el mundo material y espiritual multipolar, lleno de opuestos que a veces se complementaban. "La vida de este mundo no es más que la armonía de los opuestos", dijo. La forma de encontrar esa armonía es a través del lenguaje del silencio:
"Cuando los labios están en silencio, el corazón tiene cien lenguas", dice Rumi, "¡Escucha! Cierra la boca y calla como una concha de ostra, que esa lengua tuya es enemiga del alma, amigo mío".
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