Ayer por la tarde tuvimos una conversación sobre el Bien y el Mal, y el poder de la sinrazón, de la destrucción y la guerra sintetizadas en el Holocausto nazi, sobre cualquier tipo de genocidio o asesinato. Y fue en torno a la publicación del libro "In Nomine Auschwitz. Nueva Antología Poética del Holocausto", la propuesta literaria largamente esperada y deseada del poeta, traductor y editor Carlos Morales del Coso (Tarancón, Cuenca, 1959). Su estado físico no era bueno, y a mí me hizo sufrir un poco; pero Carlos no eludió ninguna pregunta y nos contó el proceso del nacimiento de su obra a lo largo del último cuarto de siglo. Mariwan Shall lo presentó con inteligancia y cariño, no en vano su pueblo kurdo también ha vivido un genocidio. Hoy no tengo ganas de escribir más. Soy de los ingenuos que piensan que el arte y la literatura aún pueden salvarnos, y también el desarrollo del Bien y la espiritualidad. Ayer todo ello justificó una tertulia como la del Café Gijón.
Dejemos que lo exprese un violín mejor que yo:
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