domingo, 22 de mayo de 2022

"Gullón se enfada con Vargas Llosa, y yo aprovecho para escribir alguna cosa".

Germán Gullón, catedrático de literatura y crítico literario, habla en el siguiente video del ensayo "La mirada quieta", que ha publicado hace poco Vargas Llosa sobre Galdós en Alfaguara. Gullón publicó el año 2020 una excelente biografía de Galdós y ahora menciona la cantidad de errores que observa en el ensayo de Vargas Llosa, su desconocimiento de Galdós y la crítica galdosiana, y la equivocada comparación con Flaubert y Ortega.
 
Este es el video en Youtube:
 
Yo no he leído el ensayo de Vargas Llosa, pero me fío del criterio de Gullón. La verdad es que en la literatura del nobel peruano /español me quedé en 1969, con las excepciones de su libro de memorias de 1993 "El pez en el agua" y el ensayo "Cartas a un joven novelista", de 1997, que he recomendado siempre a los jóvenes tertulianos que me pedían consejo cuando empezaban a escribir. Los tres primeros libros de Vargas Llosa me parecen obras maestras absolutas, sobre todo "Conversación en la Catedral", de 1969. De Galdós lo leí todo cuando era joven, y siempre digo que aprendí a escribir con las 46 novelas de los "Episodios Nacionales" que mi madre me compraba por fascículos, "Doña Perfecta", "Marianela", "La desheredada", "Lo prohibido", "Fortunata y Jacinta", "Misericordia", etc. Y me enamoré del centro de Madrid leyendo a Galdós, lo mismo que me pasó con París después de leer "Rayuela" y escuchar a Brel. Hice un máster de Literatura Española en la Complutense porque una asignatura se llamaba "Galdós" (otras eran Valle-Inclán, Lope, Cervantes, novela y poesía contemporáneas o ecdótica textual). Y el protagonista de mi última novela, "Poeta en Madrid", 2021, publicada por Huso, se llama Gabriel Relham por el héroe de la primera serie de los "Episodios" de Galdós, Gabriel Araceli, y por Mahler al revés.
 
La foto de Vargas Llosa es durante la presentación en el Ateneo de Madrid. La segunda se la he cogido prestada a la arquitecta María José Muñoz Spínola. La hizo en la exposición de Kaulak (Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo) que está en la Biblioteca Nacional. La tercera foto es de Gullón. Por otra parte, Galdós era un enamorado de Beethoven y lo tocaba al piano en su casa, y en alguna ocasión reconoció que influía en su prosa. Beethoven también aparece en varias escenas de mi novela. 
 
Esta mañana de domingo tan bonita escucho a Barenboim y la obra inmortal de la música, y qué mejor que en el Albert Hall de Londres (una vez fui a esta ciudad únicamente para escuchar una sinfonía de Sibelius; tras acabar me cogí el avión de vuelta):
 

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