lunes, 23 de mayo de 2022

"Y sigo recorriendo la historia de la civilización y la literatura con la tertulia del Café Gijón".

Ayer me fui a comer a Cubas de la Sagra, el pueblo del suroeste de Madrid donde se encuentra el Monasterio de Juana de la Cruz, la "santa viva" medieval que protagonizó la última tertulia del Gijón de la mano de la escritora y escenógrafa Ana Contreras. Y ocurrieron algunas cosas curiosas que contaré otro día. Hoy quiero referirme a la tertulia literaria de mañana martes, en la que hablaremos del libro "Al Ándalus, puerta del pensamiento clásico en Europa", de Ramón Sanchís.
 
Ramón Sanchís es un escritor alicantino, máster de Narrativa por la Escuela de Escritores de Madrid (2017-19), ingeniero de Caminos y Técnico en Urbanismo, que se inclinó por los estudios de literatura y humanidades. Desde 1990 es miembro del Instituto Internacional Hermes de Antropología y Ciencias del Hombre de París, donde ha realizado estudios de Filosofía, Historia y Antropología. Almudena Mestre nos lo presentará, pues además son amigos.
 
El sábado pasado entrevistaron a Ramón Sanchís en Radio 5 de RNE. Esta es la entrevista:
 
Estas son algunas ideas que vamos a discutir en la tertulia:
 
- La pérdida de conocimientos y valores que supuso la caída del mundo clásico.
 
- La reunión de las tres culturas y religiones que se da en Al Ándalus, como asimilación de ideas, filosofías, ciencias y artes.
 
- La Edad Media no es una edad oscura, como suele decirse. Ahí están los ockhamistas, como precursores de la ciencia, Raimundo Lulio, Eckhart, Hugo de san Víctor, Rabi`a Al-Adawiya, Ibn al-'Arabí, san Francisco de Asís, como místicos, las ideas de san Agustín y santo Tomás, Averroes, Avicena, Maimónides, Ibn Gabirol, Alfonso X el sabio, la visión política de Marsilio, etc.
 
Y hablando de la Edad Media, me voy a tomar el primer café de este lunes permitiéndome una licencia poético /musical. Hay una película que refleja la época y me fascinó de pequeño. Como no dejaba de llorar y siempre he sido muy caprichoso, los Reyes Magos se vieron obligados a traerme la espada, el casco y la armadura del personaje que terminaría estudiando con detalle años después en la facultad de Filosofía y Letras de la Complutense. Recuerdo que me subía en la bicicleta verde de aquellos veranos, me iba por los caminos de la Sierra de Gredos y me inventaba aventuras como las de El Cid, que conté en mi primera novela, "La muerte lenta", de 1995.
 
Menéndez Pidal fue asesor de aquella película, uno de los grandes sabios de la literatura española:
 

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