miércoles, 6 de julio de 2022

"Deseando amar", de Wong Kar-wai.

El tiempo "cura" todo menos las heridas. La carne se marchita, pero la cicatriz queda intacta. Comprendemos nuestra fragilidad y finitud como seres humanos tras dejar de ser niños, incluso adolescentes. Dediqué uno de mis "Cuentos de los otros", Bartleby editores, 2017, a la película de Wong Kar-wai "2046", del año 2004. Como escritor me interesa la manera de atrapar el tiempo, convertirlo en espacio. "Cuando quieras guardar un secreto, sube una montaña, busca un árbol, haz un agujero en él, susúrrale el secreto y tápalo con barro. Y no se lo digas a nadie". Estas palabras que resumen la película se dicen también en la película anterior, una especie de primera parte, "Deseando amar"(2000), que vi en su día en el cine del Círculo de Bellas Artes y que se reestrenó 20 años después. Es la historia de un recuerdo que revive frente a las ruinas de uno de los templos de Camboya del final de la película. Estamos en el Hong Kong de 1962. Chow trabaja como redactor jefe de un diario local, y va a vivir con su esposa a un edificio habitado por residentes de Shanghai, pero ella está siempre fuera. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Es la secretaria de una empresa de exportación, pero su marido está siempre de viaje de negocios. Li-zhen y Chow pasan cada vez más tiempo juntos y acaban por hacerse amigos. Un día descubren que sus parejas son amantes. Kar-wai (Shanghái, 1958) es un director melancólico, pero sus películas no se centran en el pasado, sino en el recuerdo de ese pasado. Tanto Li-zhen y Chow como sus parejas son representados por los mismos actores, Tony Leung Chiu-Wai y Maggie Cheung, él siempre con traje y corbata, y un enorme encanto; ella con vestidos elegantísimos y una mirada lánguida, como perdida. La música de Shigeru Umebayashi es embriagadora, y el resto lo ponen algunas canciones de Nat King Cole. 
 
Si en algún instante se puede atrapar la poesía en el cine es viendo esta película, la historia de "no amor" más triste que se ha filmado. Yo no soy poeta, pero sé dónde encontrar la poesía; por eso volví a ver esta película ayer por la tarde, a través de una ventana cubierta por el polvo, como los recuerdos:
 

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