El mes pasado vi en el Teatro Español "La casa de Bernarda Alba", de Lorca, y ayer la versión cinematográfica del director y escritor Mario Camus (Santander, 1935-2021). La semana pasada la UIMP ha dedicado un curso a Camus en el que ha participado mi amigo el catedrático German Gullon. Para Camus la lectura era, según sus propias palabras, "absolutamente complementaria a mi vida. Yo he hecho cine porque he leído, o he leído porque he hecho cine. No lo sé". Su filmografía la constituyen 29 largometrajes de cine, más las series "Fortunata y Jacinta", "Los desastres de la guerra" y "La forja de un rebelde", y casi la mitad son adaptaciones literarias de textos y autores como Calderón, Lope, Galdós, Lorca, Cela, Delibes, Barea o Aldecoa. Al final de su vida se publicaron sus "Relatos completos" (2021). De Camus yo siempre recordaré "La colmena", "Los santos inocentes" y "Los pájaros de Baden Baden", una película fascinante que se basa en un relato de Ignacio Aldecoa. Me puse a leerlo tras ver esta película. Yo era joven, y la película romántica y libertaria. Es verano y Madrid está casi desierta. Elisa (Catherine Spaak), una joven burguesa que está preparando la tesis doctoral, necesita los servicios de un fotógrafo para ilustrar su trabajo. Contrata a Pablo (Frédéric de Pasquale), un hombre maduro, bohemio y solitario que vive con su hijo. Pronto se sienten atraídos y se inicia una romántica historia de amor.
Ahora me tomo un café mientras escucho la música de García Abril para la película de Camus:
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