Ayer estuve leyendo un rato en Miraflores de la Sierra, en el llamado "Rincón del Poeta", ya que Vicente Aleixandre tuvo su residencia de verano allí. A mi derecha hay una escultura de bronce que recuerda al "olmo o álamo" centenario del lugar y detrás un busto del poeta. Luego subí y bajé las montañas de Madrid, desde la Morcuera, con la fuente de Cossío, que debe su nombre a uno de los profesores de la Institución Libre de Enseñanza, hasta Navacerrada, pasando por Cotos y Rascafría, donde comí junto a un riachuelo. Desde que era niño he pensado que se trata de vivir "las horas", sabiendo que cada día es único, y esa singularidad lo hace hermoso, como decía Virginia Woolf en su novela "La señora Dalloway". Y por eso mismo mi música de ayer en el coche solo podía ser esta:
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